migas. Se ríe como si el chiste que ha contado una de sus amigas fuera lo más divertido del mundo. El viento sopla y hace ond
quito el casco. Sepa dios por qué, pero una señora mayor con lentes tan grandes como su cara, apura a su perro y pasa rápidam
curiosidad, incluso entorna los ojos. Antes, el letrero en letras neón era llamativo; sin embargo, se descomponía repetitivamente. Al final
un bue
s tendrás. Tendrás acceso a lugares inimaginables.
o de generación en generación desde que el pueb
a ventana da al edificio de al lado. De pequeña me gustaba ver a los transeúntes e inventarles alguna historia del por qué se
ra algo ese día, yo conser
cada uno de ellos y la
ento para decirlo, per
o un sonido exagerado de lamento. La expresión de André es diverti
pero no cualquier leche; si no leche de cabra. Mira, las vacas son curiosas, no las critico; pero las cabras son majestuosas. No pode
ro me convirtiera en oso y me pusiera a
do sea
la que r
de edad, usa anteojos para ver de cerca, tiene varias arrugas en el rostro y una sonrisa amigabl
en o pa
en. A mí solo me pregunta si querré lo mismo de siempre,
tamente. ¡Sí, sí! Triunfó el mal, hail Satán. Durante un par de segundos el silenci
comoda en el asiento, me pregunto
No, pa
ú y Ruthy se
diez y ella ha trabaj
lanzado miradas d
ctoria de su dedo y el corazón me da un vuelco. Trago saliva, ¿cómo es posible que no halla nota
uestra preparatoria. La teoría más aceptada es que se trata de un castigo porque lo atraparon fumando mar
Nuestras miradas se encuentran y jadeo. Aparto la vista y tarde me doy cuenta de que segurament
asmo de un cerdo du
ga nombró caballero a un pingüino o que las huellas de la nariz de los perros son como las hu
a y poco
teresa en este momento. Mala no
do. Menos mal no soy bla
André, se rasca distraídamente la barbill
er mi expresión de pasmada porque me contestó con otro da
ento del norte, del sur, costeño. Apuesto a que las
parada para guardar ese dato
que siento algo caliente bajo mi nariz. Al tocarlo
ras que los nombres de presidentes ―di
guarda su computadora. Después vislumbro a André de espaldas a mí y me pregunto si
e enoja. Suelto una maldición y corro hacia el cubículo más cercano en busca de papel. Una vez que me su
con la puerta. Lo bueno es que ni siquiera me duele. Aprovecho para lavarme la cara y echarme un
morragia frente a André, al ver que ni siquiera s
amente miro hacia la mesa en donde estaba Abel y suspiro al ver
bi
ñalando haci
esperando p
pote. André imita mis movimientos y observo atentamente su expresión.
a ceja―. Admite que es
del popote-. La bebida de
a cerveza oscura, por ejemplo, pero no se compara con mi poderosísima malteada. Nos la
intriga, le pregunto la razón por la que estaba en el p
ingeniero
r qué venía de la
estu
ió. No pagan tan mal ¿Y tú? Por un momento me quedo anonada. No creí que fuera tan grande. Se ve mayor que yo, pero p
a ―explico apartando la mir
os ojos en genuina sorpresa―. Yo n
iote
a. A veces, hay situaciones con los niños que me hacen no querer tener hijos. Como la vez que un niño hizo berrinche en el centro comercial porque quería un juguete, pero no se lo compraron.
uiña el ojo. Oh, no. Que ni crea que André es mi nuevo ligue, por dios. No es mi tipo además que solo está
destinado al éxito; es casi como si se chupara mi buena suerte. N
ajo. Sentí un dolor en el codo izquierdo, pero fue más fuerte el dolor de mi orgullo mullido. Inc
ños, creo que sólo me duele un poco el codo y mi panza. De ahí en fuera, mi dignidad es la que está g
se del chisme y a un niño que se carcajea-. Mi va
h, caray, ¿y eso de donde salió? No sangra mucho, pero se ve profunda. En serio, ¿cómo mierda me hice eso? ¿Y por qué no me duele
pañuelo del interior de uno de sus bolsillos-. ¿
rreglar en casa. Ni que se me fuera a salir el corazón por ahí. Aparte, yo al hospital no voy
a cara, sólo
Qué me curaran?
hay un trozo de fierro en el
inieran pues se preocuparían al llegar y no verme. Mamá se puso histérica, traté de calmarla lo más posible, pe
ar, incluso me ofrece un lápiz de color azul para que lo ayude, me excu
rte regio y cabello castaño se acerca-. Ha
enial, lo que faltaba-. Me ha ido bien, hoy me e
deja de lado la ardua tarea de colorear sin s
el doctor-. ¿Está segura de ir?
os ojos en señal de irritación.
ada, es lo
hablo con tus padre
estrangula. Papá igual me abraza y le echa un vistazo a la herida, no dice gran cosa, más bien se pone a charlar con el doctor Flores. Son amigos desde la preparatoria
l hecho de que sus brazos y cuello estén repletos de tatuajes no lo hacen una mala persona. Ya ni Ruthy se puso a
l doctor Flores. Los tres están apartados,
ar, esta vez no
r David y Fabrizio-. Ruthy me conoce desde niña, el tipo ese que decías
i nombre. Me levanto de un brinco y entro a la sala. Mamá insi
ea como siempre y yo espero que este infierno termine. Me ponen la vacuna del tétanos, maldita ag
banca y sonríe el vernos. Mamá comunica lo que dijo el doctor, pagamos la cuenta
ra irse, amigos como eso
erer alejarse. André me ayudó mucho trayéndome al hospital y esperando.