su rutina diaria de entrevistas y actividades emocionantes, siempre en busca de nuevas expe
jer adecuada para casarse con ella y así poder cumplir la última voluntad de su padre, además de tener acceso a su en
moto, desafortunadamente tendría que usar un yeso en su pierna izquierda, por lo que tendría que olvidarse de montar su moto y hacer deporte por un tiempo. Cuando iba saliendo se la topó en la sala de espera, era la mujer más hermosa que había visto en toda su vida, llevaba el pelo amarrado, una bata blanca impecable y un estetos
mbargo, el yeso en su pierna apenas le permitía caminar con la ayuda de unas muletas y ella iba tan enfocada en lo que tenía que hacer, que el resto del mundo se desvanecía a su alrededor, lo único que importaba era el paciente que lo esperaba en la camill
ro de poesía del mejor autor del momento? Le agregó una rosa para acentuar el gesto, entonces no se dio cuenta de que no sabía el apellido de la Doctora, mucho menos donde vivía, así que se metió y busco su nombre en la página web de la clínica "Doctora Míriam Cortés" ponía en un apartado
ido ese romántico regalo junto con la misteriosa nota de su admirador secreto, su mente se llenó de especulaciones sobre quién podría ser esta persona que había capta
libro entre sus manos, una sensación reconfortante y cálida la invadió, r
algo más allá de un simple agasajo. Estaba perdida en sus fantasías cuando recibió el siguiente regalo ya era el cuarto que recibía en solo dos semanas, sin embargo, mientras desenvolvía el regalo su teléfono sonó, interrumpiendo su momento de expectación.
vez, provocando una oleada de emoción. Había escuchado el nombre en algún lugar antes, pero no podía recordar donde
no le tocaba turno de noche, así que pudo salir sin problemas, pronto se encontró en un restaurante elegante, se sentó en una mesa mientras esperaba encontrarse con Diego. Entonces cayó en cuenta de que no tenía idea de como se veía su admirador, cada segundo los nervios
acercó a ella con c
ron relajando y pronto estaban inmersos en una conversación animada y cautivadora. Diego reveló su pasión por la poesía, los deportes y su deseo de compartir momentos significativos con alguien tan adm
r la calidez y la sinceridad de Diego. Mientras compartían sus historias y sueños, el tiempo parecía detenerse, y ambos se vieron envueltos en una esfera de complicidad y empatía que los unía cada vez más. Se asombró gratam
ntánea de haber conocido a alguien que despertaba emociones que había olvidado que existían. Con Diego a su lado, su