img Amor de cristal  /  Capítulo 2 El comienzo | 4.65%
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Historia

Capítulo 2 El comienzo

Palabras:2539    |    Actualizado en: 18/12/2023

habia ningún indicio de lluvia o alguna brisa que arruinara la tarde. Era el clima perfecto para pasear por los alrededores y disfrutar de los

iete años habia pasado más tiempo en ese saloncito que en cualquier otro lugar de la casa, además de mi habitación. A pesar del tiempo no lograba acostumbrarme a las

ociedad, pero la verdad era que no lograba entender como el bordado o clases del cómo usar el abanico podían ayudarme en la vida. Siempre habia pensado que su in

tono suave y gentil acercándome una pequ

e emanaba del contenido, una diminuta flor rosada adornaba el b

rá este fin de semana-informó mientras l

er porque ahí, según su criterio, nuestro padre podía admirarla mejor si él llegase a entrar, lo que pocas veces habia ocurrido desde que llegamos

herine Schwarz. Mi hermana, inmediatamente sonrío encantada por la noticia, hacía mucho tiempo que no recibíamos una

labios y mientras avanzaba con su lectura comencé a sospechar que alg

nó a pronunciar una ve

la mujer más feliz del reino, pero no comprend

mada El

poco de su brillo, estos siete años han sido una completa agoní

pre serán bienvenidos en mi hogar ya que, sin tu intercesión, hoy en día yo no podría gozar de la felicidad de haber contraído matrimonio con mi amado Archer, a pesar de la aflic

derechos y responsabilidades como princesa del reino de Athos. Dadas las circunstancias que pesan sobre los hombros de mi hermano, mi progenitora, la reina madre, junto con la aprobación de la corte y la aceptación del parlamento han tomado la decisión de enlazar al rey con un

lugar a dudas que su belleza podrá cautivar los ojos del rey y claramente, esta unión podrá disipar todo prejuicio en contra de tu familia y como prueba de bue

specto y por supuesto también me gu

u respuesta, K

o con una sonrisa en sus labios mostrándose orgullosa, casi al punto de las lágrimas mientras que Jane intento sonreír, pero por algún motivo la felicidad que siempre acompañaba a mi hermana habia desapareci

s perlas de su cuello y los pendientes que hacían juego, su cabello castaño estaba a

abios en seguida, hizo una pausa y sus ojos cristalinos la conte

za, después de unos segundos logro mantener una ligera sonrisa y al igual que mi madre no encontr

algo así pueda suceder, tan solo son los

en la belleza de

hablando del rey. ¿Acaso un hombre como él no deb

on en mí, su molestia era evidente, pe

que es lo que tiene en mente- la serenidad de mi hermana logro apaciguar las intranquilidades de mi madre y con eso su

olamente de esa forma lograba conciliar el sueño. Me levante buscando el origen de aquel ruido y enseguida observe una figura blanca parada cerca de mi cama,

segundos. Se aproximo a mi cama y levanto las cobi

puedes tocar la puerta

bros o al menos eso me pareció-s

re la

a malo que con

la, quien era más sensata que yo reflexionaría la posibilidad de un a

es que no soy del tipo de persona que suele

y reflexionar sus palabras. Si, ella era así, cerrada

o hace mucho tiempo, pero no quise decir nad

e que? -cuesti

ser

e no necesitaba casarse con el rey pa

e despierta?-pregunto acurruc

cances de nuestra madre, no se quedaría tranquila

me pareció lo más adecuado al ver que estaba tomando este asunto con seriedad y yo no quería desilusionarla

, suponiendo que tal vez ella pod

ro siempre me siento mej

ntiéndome decepci

r y no yo-dijo casi en tono avergonzado-sea

hacía por ella era prestar atención y escucharla, nada extraordinario que otra persona no pudiera h

cirle lo que pensaba acerca de esa carta, no quería ser yo quien rompiera sus esperanzas. Corre

su lectura. La sonrisa en su rostro me recordaba esas mañanas de mi infancia en las que, al bajar a desayunar, un hombre alto y buen mozo tomaba mi diminuto cuerpo para sentarme sobre sus

ncia grasosa, pero con un agradable olor a limón, sus patillas canosas eran prueba de lo

el de su rostro se había oscurecido por el sol estos últimos años, el tener qu

us ojos marrones, muestra de que él me los había heredado, para de

o asiento junto a él mientras nuestra única sirvienta me servía el desa

on fue que enviarían una carta-advirtió mi

os hoy puedo disfrutar d

os reclamos de mi madre, pero era una oportunidad qu

para allá, pero que a pesar de su edad siempre lo traía de regreso a casa, En algún momento de la conversación salió a relucir las quejas que mi madre le daba sobre mí, a veces mis pensamientos me llevaban a creer que entre sus dos hijas hab

o y al levantarme la curiosidad me llevo hasta la oficina de mi padre donde sospeche que mi madre y Jane debía estar, pero llegar vi

- le pregu

o ella con las me

que esté a nuestro alcance-aseguro fr

bueno, les daba algo en que pensar y de esa forma olvidarían un momento la miseria, según mi madre, en la que vivimos. Jane

el campo era refrescante y a veces me ayudaba a pasar a la siguiente página, no podía imaginar mi vida

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