ro... ¿A dónde? -Le pre
nvencerla y protegerla al mismo tiempo- Podemos marchar a Roseborough, allí podríamos cas
, pero luego la luz se fue abriendo paso en la mente de la atribulada jovencita y
preguntó ahora llena de entusiasmo- Oh, B
ieron sus bocas en un beso confortador, como queriendo espantar e
no tardaron en acompañar a los besos candentes que compartían en ese solitario lugar. Br
marido y mujer, pero esos escarceos se iban volviendo cada vez más apasionados e intensos. Ella siempre procuraba
n pasión el cuello femenino. Los labios ardientes del joven dejaban un rastro húmedo sobre la delicada piel de la chic
pasar de allí. Ella no ignoraba que podía quedar embarazada y eso com
rian. Este cada vez se volvía más osado, ya había sacado la blusa de la falda y sus manos se posaban sobre el ligero
ían vencido la resistencia de la suave tela y se habían apoderado de cada pecho femeni
, pero con los pequeños rayos de lucidez que aún tenía procurab
de sus redondos y hermosos pechos, y encima ahora trataba de llegar con la boca, que h
ada aureola del pecho femenino con la boca ardiente. Charlotte sintió la tibia humedad que envolvía sus sensib
e, pero la chica aún se resistía, a pesar de que lo que deseaba era abandona
orzaron las piernas de la chica a separarse un poco, ayudado p
encendido enfrente de sus ojos, unas fuertes contracciones que le hicieron apretar la mano masculina contra su intimidad y u
mer orgasm
le había separado las piernas dejando expuesta la leve tanga que ella usaba, él
femeninos de inmediato, luego su mano tomó su enhiesta virilidad y la dirigió ha
orada cavidad. El susto, al comprender lo que estaba a punto de pasar terminó de despertar sus sentidos y con un poderoso
l golpe le hizo también recobrar el sentido, y más al ver la expresión
o, aunque la dureza de su miembro viril no
ó avergonzado de lo que ha
do hasta hace poco no eran nada compa
a con la respiración entrecort
llero que era- Yo tengo la culpa, me dejé
a. El rubor del deseo aún coloreaba sus mejillas, pero