n gripa, pero se volteó y vio a su madre durmiendo en una cama dónde solo cabía ella, e h
s para tener un poco más de dinero, no alcanzaba para mejorar la vivienda, se tenían que conformar con lo poco que poseían,
al encargado que no se sentía bien de salud,
la clientela, así
lla y se concentró en su madre, porque cuando pensaba en esa mujer que le había dado la vida, entonces le salían
el mismo lugar y llegaba a la misma hora y ése día no era la ex
o de siempre bella dama
la miró
hablar conti
señal característica d
¿de qué?- se atr
, ¿Puedes sentarte?
lo permiten señora- dijo Cam
ora de tu salida dice y treinta pm?
pequeños sorbos y luego se iba hasta el otro día que volvía por lo mismo, pero ésta vez, le había in
dos palabras, estaba un poco inquieta, deseaba que llegara
cada rato estaba mirando las manecillas del reloj, qu
lantal que la identificaba como emple
dos pm entraba en el otro trabaj
lla mujer que le hacía señas para que ella se acercara, estaba bastante nerviosa, pe
tardes-
auto - di
ya a decirme que sea acá dond
, al contrario es algo que va a cambiar tu vida, te lo aseguro,- dijo la mujer- pero
os pm, espero sea rápido nec
zar, y mientras, te hablo de lo que
etros de allí para caminar detrás, se sentaron y espero
to Camila - dijo la mujer extendi
taja sobre mí, imagino que investigó s
vives y con quién, me tomé esa liber
una agencia de inteligencia?-
un mohín de de
fluyente que le gusta averiguar sobre las per
d y por eso se tomó la molestia de investigar mi
ta que tengo para tí, como te dije soy una mujer influyente, c
do el interés y quiso seguir escuchando, el mesero se acercó y la vo
oy casada felizmente por tres años, no he logrado concebir por la
escuchaba de aquella mujer, pero su mente seguía sin tene
aún no entiendo lo que desea d
poder tener el hijo que tanto necesitamos - dijo Astrid Wood - voy
?- exclamó Camila indignada - un hijo es sagrado señora
vida,- dijo Astrid persuasiva - mira tu realidad y lo que yo te estoy ofreciendo; un mill
se le ha ocurrido - dijo Camila indignada - busque a otra que se preste a esa ba
l brazo y le depositó en la mano un pedazo de car
mila Cruz, - dijo Astrid manipulando la situación- piensa en tu madre, podrías mejorar su salud, vivir en un lugar cómodo, estudiar una carrera
iera considerar aquello tan absurdo que le pedía aquella mujer tan elegantemente vestida y de
ez, no quería escuchar más, se tapaba los oídos como si con
uy temprano, así que se dirigió a un pequeño parque y allí se dispuso a comer,