dos de un color rojo chillón mucho más encendido de lo que ella me había puesto a mí, pues yo al mirarme al espejo me había dado cuenta de que parecía una cabaretera de esas que hablan en lo
a costa d
o sudoroso y la mirada encendida de Tatiana nos diri
o bien. - Murmuró el bar
mi chica aquí
comenzando a prepararlo y aunque le hice señas para que no lo hiciera, él continuó c
nte estos do
la vida que llevas, habría estado ansiosa por cumplir los 18 años para largarme de esa
to. - reconocí en voz alta por p
¡Estás preparada para El Mundo! - vociferó ella mientras zarande
ba más borracha. El bartender colocó los dos sex on the Beach en la barra y no
ojo y él se sinti
minamos casi frente a unos sillones que habían alejados donde estaban sentados 3 hombres vestidos con camisas blancas y peinados de ricachones. ¿A dónde vas? ¡No puedes dejarme aquí! - le pedí, intuyendo que ella iba a irse con el bartender.Por favor, Milly. Eres una mu
alguien que no le sabes ni el nombre? ¡Somos jóvenes! ¡Es
. - mejor dime como vuelvo a tu
dría miedo de quedarse sola en un club repleto de p
o no m
se dio
y se carcajeó. -¡Eso es solo una estúpida t
rgen y que esto era un motivo para tener vergüenza, que era una sencillez que no tenía nada porque sentirme incómoda, más bien, tenía que acostarme con el primer hombre que me apar
. Yo me iré a casa. - le dije intentando
ojos clavados en mi espalda, no miré hacia atrás, me dirigí hacia el bar, terminé el trago que el bart
retirarme de la barra, choqué contra un p
tan rápi
que estaban acostumbrados a tenerlo todo en la vida
salía a la calle, uno de esos que siempr
mbre le hiciera un comentario mal intenci
oche, los ojos prácticamente del mismo color, sus cejas eran tupidas completamente os
me hizo desperta
aba giros, había tomado demasiado. Yo no tomaba absolutamente nada de alcohol y es
cual mi amiga se había ido a la parte de atrás del local y sabrá Dios a hacer qué clase de cosas, sino uno diferente. Éste tenía el c
s. Obviamente, lo único que he probado hasta el momento es el
se queda atrás de escuchar las anécdotas de las
conde la nariz detrás de los libros
zco al hombre en lo abs
opa pequeña, apenas con dos dedos podía sostenerla, así que hago lo que me dice y de un
palabras que no comprendo para nada, mi cabeza zumba aún más de lo que antes lo estaba haciendo. Mi pulso está acelerad
absolutamente todo. No puedo
me a casa - le digo
os vellos de mi nuca se elevan, el hombre se sale de detrás de mí y con una sola mano sostiene mi barbilla para que
maltratado a lo largo de mi vida, pero nunca nadie se había tomado
pesa y me zumba, ahora también. Mi cuerpo comienza a tambalearse, lo siento, las manos est
siquiera me entendió, pues se quedó allí con
o del club ya no me molesta tanto, el parecer, mis oídos
e, hecha a medida. Sus pantalones eran de tela fina, se notaba que tenía un sastre personal que l
durante todo un mes, la que tenía que heredar las piezas de ropa de sus hermana
leaños. - es lo
me cuántos cumples pa
igo y el se acer
lo. - m
o lo que me dice. Me siento ebria, embobecida, em
se lo que