img El alfa prisionero  /  Capítulo 3 3 | 3.37%
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Historia

Capítulo 3 3

Palabras:2306    |    Actualizado en: 06/04/2024

permitió cargar sus pertenencias en el coche y Emma se sentó en el as

lo había sido, pero desde que su madre falleció ese

que los llevara porque no tenían otra opción. En algún momento, no supo precisar si h

para caer en un sueño profundo, pero Emma lo achacó al cansancio del viaje desde Pensilvania a

ieve que cubría todo lo que estaba a la vista. La temperatura había disminuido de forma consider

ta para tocarle la rodilla a Ethan y despertarlo-.

ventanas del coche y regre

l que se estaba convirtiendo. De solo pensar que iban a dejarlos abandonados en mitad de aquella

e acercase al asiento frente a él y colocarle una mano en el hombro. Sabía que intentaba decirle sin palabras que él la iba a cuidar, solo

on una risita nada halagüeña, después sostuvo dos gorritos de lana y le dio u

ría de frío, su hermano fue más reticente, pero al ver que ella le hacía señ

a se acercaba a ella y comenzaba a esconder los mechones sueltos de su cabello debajo del gorro-. ¿Está segura de que

ue aprovecha sus arrugas para atraer a sus víctimas y llevarlos hasta a la nada para después asesina

olpeó en la frente con la palma de su mano

su pequeño bolso, lo abrió y sacó de él una foto en la que se mostraba una cabaña pequeña, pero que se veía muy acogedora-.

ero fue incapaz de mirarla porque estab

s a vivir ahí? ¡Señora, usted desvaría! Aquí no hay nada -se q

abrir la boca para continu

uilar mi cabaña -dijo la mujer con toda la n

ad y el recuerdo de haberla llamado y acordado con ella alquilar esa cabaña se aferr

que parecía haberse liberado de lo q

star muy conforme con las pala

pueblo continúen por el camino de la izquierda y llegaran sin mayor problema. -La mujer le col

ro y bastan

er les indicaba. Emma iba a regresar sus pasos para decirle a la anciana que allí no había nada y pedirle qu

no importa si tenemos que refugiar

-Al dar el siguiente paso, sintió cómo pasaba una barrera invisible y frente a el

a anciana, pero cuando lo hicieron se dieron cue

-, pero al final tenía razón, hemos llegado. Solo espero que de verdad ex

*

antes de que su beta irrumpiera en su casa c

spiración agitada-. La barrera mágica ha sido vu

ncio. Tenía muchas preguntas, quería saberlo todo, p

años y todo por una maldita bruja despechada. Esa mujer no se conformó con provocar que el antiguo alfa no tuviera d

o lo que tocaban lo destruían. Una sola mujer había sido la culpable de que su manada estuviera en decadencia, d

de Asher retó al alfa para apropiarse del liderazgo de la mana

iarse de las palabras de una mujer de esa calaña? Si había sido capaz de condenar a toda su

reaccionaba-. Ningún ser puede traspasar la barrera mágica, nadie

os de su lobo luchaban por emerger para transformarse. Solo escuchar

no podía creer que su manada tuviera puesta toda su espera

an dorados-. En ciento cincuenta años nadie conoció a su pareja destinada y sobrevivimos. No lo necesitamos, cuan

o al

e hablar! -grit

n. Era una de las lobas más fuertes, su familia siempre había sido leal y le parecía atractiva, pero cada ve

r que no le correspondía, pero si lo que su beta decía era cierto y por fin alguien había logrado traspasa

nada, pero formar un vínculo con una

casa para darle la noticia, mutaba a una expresión de tristeza y aceptación.

on los intrusos? -preguntó-. Los vie

de uno? -Su beta as

pero por la forma en que lo pronunciaba parecía estar rogando que no se lo pidiera-. Quiz

u lobo estaba inquieto y no había dejado de luchar en contra de su transformación. Al ver que ya era incap

ués, su ropa quedó desgarrada en el

an, la casa de esa bruja. Puede que allí ya no viviera nadie, pero ver que ni el paso del tie

mo si su ocupante la hubiera abandonado el día anterior y no hace más d

olable. Usó toda su fuerza de voluntad para detenerse de forma abrupta

rla. ¡¿Cómo era posible?! La sensación era tan inquietante que se sentía incapaz de dete

hizo una bola con ella para lanzársela en la espalda

en el aire al ver que la bola de nieve

que se encontraba y comenzara a gruñir con el deseo de acabar con ese tal Ethan. Antes de que lo llevara

alzado, endurecido y dispuesto a saludar a esa mujer a la que ya aborrecía

o tenía ojos para la mujer que tenía enfrente, pudo esperar m

de aquel lugar fuese demasiado para ella y tuviera que envolverse en mil capas de ropa, la vio llevarse las

penes enormes, es el leñ

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