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esa. Mi estómago pide a gritos comida, diviso en el vidrio las delici
na gaseosa. Mi estómago agradece todo lo que l
n vista a la calle, di
aprovecho para darme un vistazo en el espejo, arreglar mi ropa y cabello. Varias compañeras e
de Mengoni, eso lo tengo por seguro - exp
egún escuché hablar a Camile y el señor Mengoni, sus diseños son uno de los fav
pinta sus labios gruesos de color rojo carmesí. Además, el señor Mengoni dijo que los mejores diseños serán prese
s espaldas de otros nunca me ha gustado para nada. No quiero ser la mejor, ni menos ser la favor
jo mis cosas y me coloco la gabar
o a poco se va ocultando. Los gritos de los niños saliendo de la escuela, parejas tomadas de la mano qu
obre la acera, ocasionando que mi teléfon
esde su torso hasta quedar posada en unos pares de ojos azules tan claros como el cielo, adornados por unas espesas pestañas. Su cabello ondulado color negro
sta quedar frente a él. Es muy alto, le lle
ce con voz profunda, mientras que muestra una sonrisa q
sa nada– mi
y voy por mi cartera, algunas cosas se salieron. Veo mi teléfono, llaves de la casa y mi bolso
dedor me observan sin
s cosas, es lo mínimo que d
era, estoy por irme, cuando el chi
acioso, tendiéndome una toalla femenina, esa que
nza! Grito
toalla. Su mano roza mis dedos, inc
inúo por mi camino, sin
, lo he visto en otra pa
*
caliente y lavé mi cabello. Cené tostadas
llamada 'The Kissing Booth', me encanta la trama, sobre todo por Noah, el protagonista. Las películas de romance siempre han sido mis favoritas. Libros,
ejó de creer en cuentos – digo recit
je, lo tomo para desbloquearlo y ver de qué se t
mis diseños y necesita que pase el lunes temprano por su oficina. Después de r
zando me voy hacia la cama. Apago la lámpara de noche y acomodo mi cabez