exóticos... me faltaba lo más importante, la presencia de mi padre. Él era un empresario millonario, poderoso y siempre ausente. Toda mi vida soñé con el día
unque no como lo
mañana acariciando mi rostro mientras caminaba hacia la entrada principal. Al entrar, todo parecía igua
abía parecido intimidante. Al entrar, lo vi sentado en su enor
n un tono que intentaba ser cálido, pero
é, intentando leer en sus ojos la
una pausa, como si buscara las palabras adecuadas-. No soy solo un empresario,
enzaba a temblar, figurativamente hablando. Algo dentro d
voz temblaba ligeramente,
ión no fuera más que una simple declaración de hecho. Me q
o con la cabeza-. No, e
terrorizó-. Y como mi hija, mi única her
dealizado a mi padre, lo había visto como un hombre fuer
n esto. ¡No soy como tú! -exclamé, dando un paso at
cía llenar la habitación-. Esto no es solo un negocio, es nuestra vida. Todo lo qu
intiendo cómo mi corazón latía desbocado
éndose duro y lleno de reproche-. Toda la vida te he dado lo mejor, y ahora te
lizaba. No sabía cómo iba a salir de esto, pero una cosa
epetí, pero esta v
tra cosa que haya experimentado. Sabía que, a partir