nto nunca se le vio tomando ni en carnavales. Ratificó que era un carro pequeño, rojo y está casi convencid
andó lanzando una piedrecilla al agua que al instante fue atacada
y dedicado a su labor. Nunca tuvieron
ó o escuchó algo? - demandó, observando a los bailarines
mprano. Fabián era el único que a veces se mantenía ocupado cosiendo hasta bien entrada la
as que estoy seguro notaste en el breve tiempo que estuviste allí. Ya
en la escena me revolvió hasta el cerebro... Me voy a desmayar. ¿Para qué hora es la reservación? -indagó volteando la
uieres decir en la unidad-le sonsacó sonriendo
tengo... a que te muerdo -respondió
oye, aguanta a dónde tú v
s por allí donde verifican las rese
amigo de la universidad y del barrio. A estas alturas nos debe tener una mesita lista en el comedor y ya sabremos qué toca
levaba las manos a la cintura. Parecía una niña con ber
ara que me compraras un buen Pollo a la Gordon Bl
día de pago -contestó dándose golpecitos en uno de los bolsillos posteriores del pantalón
esplendido! ¡Qué clase de verraca soy...! Bueno, me quitaste e
mitad-dijo tirándole el brazo por encima del hombro, mientras caminaba muerto de la risa-. Hay que
roducto de una cadena de eventos que comenzaban con el administrador del centro, de ahí al económico, y de este al almacenero, quien delegaba en la sutileza del cocinero elaborador de turno, concluyendo a capitanes de salón y dependientes que estaban conscientes de lo que sucedía tras bastidores y que el comensal nunca recibía la comida con el gramaje establecido por las cartas gastronómicas, por lo que callaban y defendían optando
sus amigos, ya que adónde iba se sumergiría en un círculo tan íntimo que la mayoría se conocía desde la secundaria e instituto, y los que no, ya llevaban años de participar y de aceptación aunque no todos pensasen del mismo modo y donde no habían filtros, dobles intenciones, envidia malsana o engaño
el nublado cielo calculó que la lluvia caería sobre el anochecer y que podía tener unas cuantas horas de
a puerta. Aguardó unos min
la que un héroe griego atrapado en una cueva vio la salida obstruida por un ser descomunal llamado Cíclope por tener un solo ojo en medio de la frente; pero aquello era mitología llevada al séptimo arte, pues su antagonista veía bien de sus dos ojos, no era fortachón pues tiraba más para lo delgado, eso s
ue le hizo experimentar el sufrimiento de una presa atrapada entre los anillos de una descomunal aunque esta vez cordial anaconda
ío. Tenía una botella de Legendario para traer y Ulises
en un toque de santos! No seas penco y reconoce que sigues detrás de aquella mulata de la que nos hablaste y no te j
e! Sí, Jirafa, fui a verla y a darme unos tragos par
Y me dejaste plantado en el dominó. Bueno está bien... te perdono por lo de la jevita; pero
e la desquitas -le ex
ontigo... es más, si no me equivoco, ayer te sirvió un plato de comida, y al ver qu
leva. Qué pena me da con ella
escarado, Marcial! -re
adas y solicitadas por los pudientes en la época de arte gótico, amenazaban con precipitarse debido a sus pesados componentes desde un tejado de vigas ancestrales que se resistían a sostenerlas. Objetos y muebles más antiguos que la revolución misma. Reliquias de un pasado ostentoso, recuerdos acumu
patio de tierra y recién cortada yerba donde varias gallinas y pollitos escarbaban buscando alimento siempre y cuando el cachorro de perro mestizo no les estuviera ladrando y cayendo detrás, buscando juguetear con las asustadizas aves. Al fondo un pequeño y rustico corral para
una bicicleta marca Niagara que vio esfumarse sus días de gloria y servidumbre y a la que le faltaba la goma delantera, el resto ostentaba esa despiadada saturación de óxido que corroe el desatendid