os consecutivos, podría finalmente estar fuera del mercado. ¿Toda esa charla sobre mala seguridad y mala gestión? Podría ser un hermanito descontento que se venga del nuevo novio de su hermana. Cua
anse al
die antes, pero se comprometió a poner fi
gro a juego y tacones puntiagudos que hacían que le dolieran los arcos, entró en el comedor pr
plandeciente con elegantes candelabros y paredes de color crema. Sólo los empresarios que daban vueltas con sus bebidas agarradas a
adas se elevaban sobre ella. Se estiró de puntillas para mirar por encima de
rcana de copas de champán, pero unos dedos se agarraron a su codo y la es
es raíces comerciales en Washington, DC, hasta una granja de caballos premiad
si la presionaban. Quería culpar a la furia que fluía a través de ella, pero incluso ella tenía qu
nea historias que hablaban sobre su dinero y su vida amoros
e sus antecedentes familiares y se dio cuenta del sutil indicio de heren
ó una vibra de confianza. En control y evaluación. Pero su determinación tácita de de
a un grupo de personas que pasaban junto a él.
én lo hizo la rabia que se arremolinaba
scul
Se acercó más y bajó la voz a un susurro,
da de un lado a otro en una suave caricia, como si intentara calmarla. El chico parecía ajeno
jándola más cerca del abismo. Su hermano pequeño, Oliver, estaba en una extraña espiral de
n ladrón. Su hermano se había mostrado discutidor y frustrado en aquel entonces, mucho más que otros niños. Lo arrastró hasta un es
s de estrés o cuando se sentía acorralado, los destellos de ira volvían y se oponía a la autorida
ra niño, había tratado de ayudarlo hasta el punto de sacrificar su vida personal para pasar todo su tiemp
más tarde. Ahora neces
como para que ella pudiera localizarlo m
enó su voz mientras le en
o la desconcertó. Ella no se dio cuenta de que él se había movido y los había llevado hacia los asc
io o algo más. De cualquier manera, ella no estaba lista para ser despedida. H
ia
consiguió trabajo allí hace siete meses. Al principio, Oliver h