el mejor lugar, fue en la clínica oncológica de su padre, yo era pa
médico les decía que su único hijo podría morir. Mamá tuvo que dejar su empleo para cuidarme y mi papá tuvo que conseguir otro para lograr sol
llo negro lacio y unos ojos verdes que parecían dos bosques frondosos de la selva, sus pestañas eran dos abanicos que cubrían aquellas esmeraldas,
logo pediatra siempre escuchaba las más desgarradoras historias de pacientes que no pudieron vencer a la enfermedad. Y ahí estaba yo un niño que luchaba contra esta enfermedad durante cinco años, que no había p
n embargo, nunca pude tener amigos, ni jugar con otros niños; Samuel se convirtió en el primer amigo en mi vida. Cuando entró al consultor
amuel, te gusta j
i me encanta, siempre le
tus am
engo a
nes uno, claro que
il, hice mi
abía pedido a su padre que lo dejara ir a mi casa para jugar conmigo. Iba todas las tardes menos en
áuseas y el vómito que me dejaban exhausto y más enfermo de lo que estaba. Pero a Samuel no le importo y muy por el contrario estuvo conmigo ayudando a mi mamá sosteniendo la bandeja en donde v
ue el cáncer estaba en remisión. Fue el día más feliz para mi y mi familia y sin duda para mi