empo con mi hija, pues esa conversación que escuché la otra noche con su amiga aún me sigue rondando la cabeza. Sé que ya es una mujer adulta y, que probablemente, no necesite de mí
gar que no quiso contarme. Estar solo en la casa, sin hacer nada mientras los recuerdos me atacan
muy cerca de la casa, disfrutando del radiante solo que golpeaba en mi rostro. Los niños jugaban, sus padres los cuidaban a lo lejos, parejas cam
que me diera tiempo a reaccionar un golpe fuerte y seco en la espalda m
aba a mí - me levanté y al ayuda
no lo vi - apretó los la
da, y me agaché para cargar la bicicleta en mi hombro-. V
está bien. Además, vo
la bicicleta, así como está - la rueda se había dobla
me acerque al trabajo -
a que tr
a cafetería to
. En el camino no hablamos, pero quería preguntarle muchas cosas sobre Katie; sin embargo, me abstuve. Se supo
tuvo frente a ella-. Gracias por traerm
a hacer después de hab
En todas estas, Sr. Keith; ¿se encuentra bien de s
e nada - sonreí ladeado-. ¿
arpadeó varias
a, pues no tienes como regresar a casa. Me g
, lo que menos quería era sonar un aprovechado o algo p
o me interesa saber razones, Rubén. Lo único que te pedí fue confianza y sinceridad, y tú n
z con la que habla. Es tan joven, p
rta lo que pienses de mí. Ahora bien, no me sigas llamando porque no quiero y tampoco me interesa saber nada de ti. Tus falsos perdones me saben a hip
darle su espacio, pero parecía afectarle sus propias palab
er
itirme decir una sola palabra más. Aunque no era para menos, las lág
la supo valorar, pero mis palabras se estrellaron en mis dientes. No sé si sea atrevido de mi parte quedarme esperándola ha