io superior y corrí de un
aclaré la garganta.
alfombra verde claro recordaba al césped, y animaba a los empleados a relajarse en medio del caos de la
on, por favor?", preguntó
su m
aburrida mientras esperaba que el jefe me diera mi siguiente tarea. Su madre no me iba a distraer lo suficiente para llenar el
el intercomunicador y esper
ic en el botón y pasé la llamada, sin siquiera mol
Lo había hecho un par de veces, cuando el negocio había estado lento, solo para tener algo
egante casa de alguien. El espacio del lugar era diez veces más grande que el apartamento que alquilaba con mi compa
rabajo? ¿O me dejaría hacer
cara. El secretismo era un poco extraño... ¿A quién coño quería engañar? Era una locura. ¿Quién en
enviado un correo electrónico a Ericson una hora antes, preguntándole qué planes quería que aceptara en
s. Tenía que sentarme en la oficina, completamente sola, mirando la pantalla de mi computadora de alta tecnología. Ni siquiera podía poner mi música a todo v
a algo de compañía. El aburrimiento era como un método de tortura. Aunque le había mencionado mi frustración a Ericson (por correo electrónico, por su
sola en una habitación?", mu
. Bueno, había estado soltera durante un tiempo y me había quejado de eso, junto con mi aburrimiento en el trabajo. Aparentemente, esa era la señal que necesitaba no solo p
fuera a pedir que hiciera nada en un futuro próximo. Los planos de diseño recientes, que eran toscos y gara
asta que me dolieron los pulgares. Había terminado el último libro de Colleen Hoover y tambié
ivertido a solas. ¿A quién enga
ué la caja y la abrí. Un estimulador de clítoris con fo
omprobar que no había una persona invisible en la habitac
s piernas, coloqué los tobillos sobre el escritorio, dejando que mis rodillas se abrieran. Mi falda cayó automáticamente sobre mis muslos, dándome es
cuando, de vez en cuando, cada vez más rápido. La intensidad de la escena me hizo agarrar el brazo de la silla con la mano libre. Mierda, el muy cabrón era bueno, enviando escalofrío
Dios..
a que se había masturbado sobre un profesor de gimnasia sexy. No es que hubiera habido nadie qu
ral. Saqué el vibrador de mi ropa interior y lo arrojé en mi bolso, entrecerrando la