ion
vo peligro para los inocentes griegos, pues, se han enterado de los abusos cometidos por extranjeros arribados desde tierras egipcias. El líder legionario se enc
adivinar lo que estás pensando -ma
ibaron a aquellos puertos, donde antes estuvimos nosotros
lo mataste. Ahora no tenemos enemigos
ándole que no cierra dicha posibilidad. Eros medita por uno
re un hijo de ese malvado. Pero, aunque hubiese nacido, aún no tiene la edad para
situación no es tan simple
rero, no tenga ahora la misma fortaleza que yo? Es hijo de un ser tan poderoso como lo fue mi padre Zeum. Por s
. También puedes hacer
o que de no haber estado Tiseo luchando
r a aquel gran rival. Pero Tiseo, a pesar de encontrarse muy herido, lejos de rendirse, se levantó dispuesto a seguir luchando. Fue algo estúpidamente valient
avegar hasta Sumer. Es probable que ese tonto aventurero, como te expresas de él, al verte, decida marchar con nosotros en esta nu
en semejante y peligrosa nueva aventura. Sabe que Tiseo no lo acompañaría solo, pues inevitablemente se incluirían: Alfenón, Gera y por consiguiente, todo el e
que llevan en Sumer. No imagina que estos ya se encuentran inmiscuidos y, en estos momentos, están navegando hacia Creta... Heracles
demás de información. Trataremos de no llamar demasiado la atención de los pobladores. Los demás se quedarán aguardando nuestro regreso. Luego haremos lo mismo en Atenas. Estoy seguro de que en ambos lugares conseguiremos alguna información. Así
nte muy temprano parten rumbo su primera parada, la cual será en la población de Tebas. Han pasado seis largos años de tediosa tranquilidad. F
lando la llegada de la noche, arriban a las proximidades de Tebas, donde continúan navegando, buscando un lugar algo apartado del muelle y de la población. Hasta que encuentran el lugar adecuado donde desembarcan, dejando en sus emba
tes. Les pido cautela y prudencia, no deben luchar ni dañar a nadie; a menos que
n, se dirigen hacia la taberna del pueblo. Saben que ese lugar es el único que a estas horas de la noche aún se encuentra con gente. Los tres llegan a la tabe
as decisiones entre los tres. Sin embargo, resulta inevitable... Por más que luzcan vestimentas comunes y casi andrajosas, sus imponentes por
su mesa el tabernero. Eros le pide un jarrón con vino. Este enseguida obedece y les provee un enorme jarro lleno del mejor de sus licores. Eros hace un gesto a He
uficiente para bebe
nte, en seguida la lleva a sus dientes para comprobar su dureza. Lueg
na se encuentra a su disposición -afirma entusiasmado, s
nos digas dónde podemos conseguir provisiones, puesto que mañana deseamos continuar nuestr
lientes, el cual se encuentra acompañado de cinco beodos. Luego contempla nuevamen
conseguirá lo que busca
legionario, ubicado al lado de Heracles, siempre en alerta, observa el cuchicheo del tabernero c
ro para nosotros, puesto que son muy pocos para hacernos d
dos, manifestándose calmados y tranquilos, bebiendo hasta vaciar el gran jarrón. Heracles, por su parte, lo que menos desea es hacerles daño. Por lo que espera que la desconfianza de su compañero sea infundada y no tengan que recurrir a
olamente yo les puedo proporcionar todo lo que requieren. Estoy dispuesto a negociar con ustedes, siempre y cuando haya una buena paga por ello. Ustedes me entienden, conseguir provisiones en
imulan muy bien permaneciendo serios. Por otra parte, se sienten más tranquilos, puesto que estos solo tratan de estafarlos; pero no de agredirlos. Eros determina que si pasand
esitamos que nos reveles cierta información. Estamos seguros de que tú eres la persona
haber sido aceptado en la
saber. Te aseguro que si yo n
tierras. ¿Sabes hacia dónde se han dirigido? Necesito encon
alditos. No pienso ayudar a quienes sirven a nuestros enemigos -masculla el
scando porque pretendemos recuperar a un par de mujeres, las cuales fueron compradas como escl
astucia de Eros para inventarse tal historia. El mercader, con seri
rde, pues se la llevaron hace mucho. En estos momentos ya debe estar en Creta o
ro que te pagaré muy bien si me ayudas -insiste Eros casi supl
rlas en las manos del comerciante. El codicioso mercader, al notar la desesperación del extranjero, percibe una b
á de gran utilidad. Ahora, llévanos donde tienes los
hacia una vivienda ubicada en las proximidades del muelle. Con sorpresa
nto de ser transgredida. Llegan a la vivienda, la cual resulta ser un almacén. El comerciante se adelanta unos pasos y rápidamente ingresa, trabando por dentro la puerta con un enorme madero para evitar que lo
dena Heracles antes darle una poderosa patada a la puerta, rompiéndola junto co
e de puño en todo el rostro, dejándolo tendido. Otro de los borrachos intenta atacar, pero recibe una patada en el pecho, cayendo unos tres metros hacia atrás. Un tercero ataca por la espalda al legionario, pero este int
énganse! ¡Sue
ien surge de la vivienda con su cabecilla de prisione
esperado el comerciante a sus hombres. Estos ob
r. Lo que te dimos por la información que nos proporcionaste, será suficiente para pagar
uego se retiran, dejando desarmados y maniatados a los asaltantes griegos, los cuales se encuentran furiosos por haber sido fácilmente
onde los están aguardando sus compañeros. Heracles, sin perder más el tiempo, ordena partir de allí cua