siguió tener las piernas de la joven sobre su cuello. Aunque, indudablemente; "no fue de la manera que pretendía..." La joven, temiendo haberlo matado, contempla al gua
egundos no se ubica dónde se encuentra, ni recuerda lo que ha sucedido. Pero luego todo se le va aclarando y volviendo a su mente, por lo que mir
ado y que no se quedará así. Dayanna, por su carácter fuerte e indomable, no le ha llegado a temer ni al propio Atom y menos lo hará a un simple carcelero. Por
en romperlas. Por otro lado, no sabe nada de Apolinum y teme por su suerte, porque entiende que como carnada para atraer a los sumerios y legionarios, es probable que solamente a ella la conside
encuentra relativamente cerca a la de Dayanna. Al igual que la joven, el capitán sumerio se encuentra con los brazos abiertos, encadenados a los extremos de la pared. Apolinum se encuentra semi
emía que no pudieses responder a l
a te alegras de verme restablecido. La v
e duda si molestarse o sonreír, puesto que no se
dad para hacerlo -pregunta Apolinum haciendo alusión al instante de vacilación que e
que te necesito vivo porque de
Así, al menos tendré un motivo para morir complacido, con la certeza de que fui correspondido -manifiesta Apolinum, el cual, pese a la
ente sorprendido por la presencia de la esbelta y hermosa
que yo solamente atiné a defenderme. En fin, no me diste la
rlo para averiguar sobre el paradero de su padre. Sin embargo, este sumerio la ha sa
deja esa tonta estrategia conmi
ntempla con admiración. No puede discernir si este prisionero es tan tonto para no darse cuenta de l
llos. Ya que, aparte de ser muy hermosa, estoy seguro de que ta
do correcto, es decir, a mi lado. Y..., por todos los dioses, daría mi vida por tene
y pretendida en buena ley. No obstante, este insolente sumerio es su enemigo, por lo que debe tratarlo como tal. En tal caso concluye que este solamente lo hace por la
e provoques, porque puedo hacer que te arrepientas de tus estu
me arrepiento de ello. Si has venido a matarme, ¡hazlo! Al me
provoca que se sienta desarmada. Pero es solo por
. Si me dices dónde lo puedo encont
mosa morena, pues no sabe cómo decirle la verdad y confesarle que su padre está muerto. Baltia en ese momento percibe que Ap
deos qué es lo
está muerto! ¡Hy
a la guerrera, evitando
sar, la mira a los ojos, manifestánd
saber todo lo que tie
. Pero, fue engañado al igual que muchos de nuestros compa
dos. Baltia, al escuchar la confesión del capitán, no puede evitar que gruesas lágrimas empiecen a rodar por sus hermosas mejillas. El sumerio, al contemplar el sufr
si me has dicho la verdad. Si has men
a cabeza, queriendo descubrir si ha sido sincero. Apolinum, por su parte, ya no continúa con esa inicial actitud de galantería y
s de Atom, este no dudará en matarlo. Sin embargo, concluye que alguien tenía que confesarle la verdad a la guerrera, para que despi
habitación, ya que se encuentra deshecha. Dejó sola a su madre para salir en busca de su padre. Tanto sufrimiento, buscándolo todos estos años sin ningún resultado.
amargada, llorando acurrucada en su cama. Lo peor de todo, es que ha luchado y ha matado a personas aliadas que pelearon al l
el daño ocasionado. Por lo que ahora se encuentra decidida a resarcir en lo que pueda su error. Aunque entiende que dicha decisión le podría costar la vida, porque es consc
nterr
ábamos esperando. ¡Pasa, padre, no te quedes allí parado! -respo
va a salir. Sin poder evitarlo hace evidente el nerviosismo que experimenta
n tener mucho de qué hab
daño, estoy aquí para cuidarte de él -manifiesta Leyda con tono casi burlón, provoc
ue tal sentimiento ¡ha despertado! Y, por si fuera poco, su hija la ha puesto en evidencia. Tanto tiempo, tantas noches que lo extrañó y soñó con él. Ahora que por fin se había resignado y había aprendido a vivir sin él, reaparece
a y fingir ser inmutable ante su presencia. Sin embargo, teme no tener la fuerza o la voluntad para negar
el sentimiento que él tiene hacia ella, no proviene del corazón, sino del cuerpo... Más ahora, que tanto tiempo se mantuvo aislado y lej
cuales inevitablemente él ni nadie los pasarían desapercibidos. No obstante, comprende que no debe hacerle más daño ilusionándola. Los años o quizás los nobles consejo
el corazón de su madre y también lo que pasa por la cabeza de su padre. Aunque para el caso de Heracles, no fue nece
Pero no quiero que vuelvas a sufrir. Por ello, te aconsejo que
alabras de su hija, queda en silencio sin saber qué responderl
ue mi madre sufrió por tu ausencia. Estoy al tanto de que aquella vez lo acontecido no fue culpa de ninguno de ustedes, pero ahora
ncio ante las firmes pero sabias recomendaciones
erá decisión de ustedes lo que hagan. Yo, por mi parte, quiero confesarte algo muy importa
hija, t
Tiseo y Egeo, de marchar cuanto antes a Menfis
upidez! ¡Ha decidido dejarme! ¡Está loco si piensa q
es precisamente eso lo que ambas le iban a pedir. Saben lo importante y cru