manos atadas y una venda cubriendo sus ojos, sentía cómo su corazón latía con fuerza. Había sido una noche normal, una exposición de ar
dedor, y el sonido de un martillo golpeando una me
nvenidos a la subasta más exclusiva de la noche. Hoy, tenemos una pi
abrirlos, vio un grupo de hombres en trajes oscuros, sus rostros ocultos en s
a? -preguntó el subastador, con una
jeto, como un mero artículo en una venta, la llenaba de horror. Intentó
tó un hombre desde
tador, como si fuera un juego. L
ondió otro, con
lidad. La subasta continuó, y las cifras aumentaban. Tres mil, cinco mil, diez mil. Cada núm
autoritaria. Claudia no podía ver su rostro, per
preguntó el subastador,
empo se detenía. La tensión era insoportable. ¿Quién era
hombre, su voz resonando con
uego. Claudia sintió que su corazón se hundía. No podía permitir que est
evo postor, pero la voz del mis
la sala. Todos los ojos se volvieron hacia él, y
ó a su alrededor. Nadie se atre
de su voz resonó en el sótan
más se acercó, y ella pudo ver su figura imponente. Era alto, con una presencia que int
udia -dijo con una voz suave per
apenas comenzaba. ¿Podría encontrar la fuerza para resistir a este hombre que la había comprad
*
obligó a mirar a su captor, aquel hombre de mirada intensa que la había comprado por una suma exorbitante. Era un magnat
onando en el silencio. Había un tono en su pregunta que la
ndo de ocultar su miedo tras una fachada de valentía. L
isa amable. Era la sonrisa de un depr
voz de mis posesiones. -El tono de sus palabras era inquietante, como si cada pala
mblar. No era un objeto, no era un trofeo. Era una artista, una
firmeza de lo que se sentía. Su voz t
tándose sobre su pequeño cuerpo. La intensidad de su mir
haré lo que sea necesario para mantenerte a mi lado. -Su tono era amenazador, pero había algo
Jonathan, deberíamos llevar a la joven a su nuevo hogar. -Los h
tenía que encontrar una salida. Con un movimiento rápido, se liberó de
Jonathan, su voz resonando
curidad del lugar la rodeaba, y su escape parecía una ilusión. Sin embargo, antes d
nte? -preguntó él, acercándose. Su alien
jos llenos de desafío. -No voy a
cabeza, como si cons
te aseguro que, eventualmente, entenderás por qué estás aqu
nsaba. ¿Qué quería decir con eso?
rendiré. -Su voz temblaba, pero la
ufrir. -Su tono cambió, y por un momento, Claudia vio un destello de lo que podría ser
podía ocultar la realidad de su situación. Era una prisionera en un palacio. Jonatha
cesites, pero recuerda, las reglas son simples: no intentes escapar y si
confusión. ¿Era posible que, en medio de esta l
Jonathan -declaró, a
omo si pudiera ver a través de su fachada. -Porque el miedo puede ser un
ejar que su vida se convirtiera en una sombra de lo que había sido. Tenía que encontrar una forma de luchar, de resistir. La batalla apenas comenzaba, y aunque estaba