o que no reconocía. La opulencia de su habitación no podía ocultar la sensación de claustrofobia que la envolví
ientos. Era una de las sirvientas, que entró con
mover las sábanas con una eficiencia casi mecánica. Claudia l
o? -dijo Claudia, su vo
su expresión no cambió. -No debería
a dejar pasar esta oportunidad. -Por favor, necesit
lguien pudiera entrar en cualquier momento. Pero al ver la angus
jo finalmente, su voz baja y cautelo
un eco. De Luca. Era un nombre que sonaba pod
r un secreto peligroso. -Es dueño de una cadena de clubes
, aunque aquí en Estados Unidos se p
de negocios con conexiones criminales. La idea de estar
a mí? -preguntó, su
a la miró c
para el talento, que busca a personas que puedan ser útiles pa
resonaba con las palabras de Jonathan en la cena anterior. La idea de se
par? -preguntó, sintiendo qu
uedará otra opción que sufrir las consecuencias. Jonathan no es
pada en un juego peligroso, y cada vez que pensaba e
La sirvienta asintió, pero antes de que pudiera decir más, la mujer se dio l
uca no era solo un hombre poderoso; era un hombre que operaba en las sombras, un hombre