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Luego de comprometerse con Kevin, Anne se casó con él, debía dar a luz a su hijo en el transcurso de un año, si eso no pasaba, no obtendría nada. Durante el matrimonio no recibió nada más que una humillación constante. Por eso, antes de que naciera el bebé ya estaba demasiado cansada e impaciente, se había dado por vencida. El día del accidente de Kevin ella lo salvó arriesgando su vida y luego desapareció por completo. Después de un tiempo, sus destinos volvieron a unirse, el bebé hizo que ella tuviera que volver a él. Pero esta vez algo había cambiado: ella ya no era esa mujer que soportaba todo por amor, ¡solo quería luchar por su hijo!
El teléfono que estaba sobre la mesita de noche era lo único que se escuchaba dentro de la enorme habitación, el sonido constante del dispositivo irritó de sobre manera a Anne Luo.
Ella luchó por agarrar las sábanas mientras chasqueaba sus dientes e intentaba despertar al hombre a su lado. Pero antes de que pudiera pronunciar palabra alguna Kevin Fu se colocó encima de ella en un rápido movimiento, haciéndole gemir de placer.
Quedó tan extasiada que solo tenía fuerzas para apretar la mandíbula.
Su cuerpo estaba completamente inmóvil debajo de su esposo.
Luego de recomponerse, el hombre se quitó de encima del cuerpo de Anne y, sonriendo perezosamente, extendió la mano hacia el celular para atender finalmente la llamada.
"Cariño, llegaré pronto. ¿Me estás esperando en la sala?". Luego de una breve pausa asintió diciendo: "Dame 5 minutos para darme una ducha primero, ¿de acuerdo? Te amo".
El hombre era increíblemente alto y corpulento, sus fuertes y tonificados músculos le hacían lucir encantador y sexy al mismo tiempo, especialmente con el sudor corriendo por toda su piel. Sin embargo, había algo de calidez y ternura en sus ojos, lo que no daba lugar a dudas de todo el amor y cariño que guardaba.
Pese a ello, Anne sabía muy bien que esa mirada amorosa no era por ella.
Su ternura le pertenecía solamente a una persona.
Escuchar su voz tan dulce hizo que se recompusiera al instante.
Completamente sumida en sus pensamientos, la mujer tomó la manta que había caído al suelo y se envolvió en ella, mientras Kevin Fu entraba al baño para darse una ducha.
Debido a que el hombre dejó la puerta abierta, ella podía escuchar desde la cama el sonido del agua cayendo en las baldosas.
Mientras tanto, ella recorrió la habitación con su mirada dándose cuenta de que todo lo que había dentro de la misma era importado, lo cual quería decir que cada uno de los artículos habían costado una fortuna.
Anne había estado en muchos hoteles cinco estrellas y, realmente, no encontraba diferencias entre aquellas habitaciones y las que formaban parte de la villa de la familia Fu.
"Necesito que bajes y tomes unas fotos para mí", le ordenó Kevin saliendo del baño e interrumpiendo sus pensamientos.
Su tono de voz volvió a ser frío y cortante, tratándola como un objeto más de su colección.
Era más que evidente el desprecio que sentía por ella, pese a que era su esposa, no existía amor alguno entre ellos.
Hacía mucho tiempo que su matrimonio había pasado a ser solo una obligación. Es por esto que todas las noches se acostaban juntos de manera automática, ya que, la cláusula más importante del contrato establecía que ella debía quedar embarazada de él antes de finalizar el año.
De no cumplir con ello, se especificaba que le serían arrebatadas sus acciones del Grupo AN y, en consecuencia, sería expulsada inmediatamente de la ciudad.
No existía otra empresa que pudiera compararse con el Grupo AN que encabezaba la lista de la revista Forbes.
En cuanto a cerrar tratos exitosamente, su presidente: Kevin Fu, era el mejor que había. Siendo solo un adolescente de diecisiete años logró duplicar el valor de la empresa y aumentar las acciones de esta, llevándola a ser la número uno de Forbes.
Se ganó el lugar del 'Esposo perfecto' por tres años consecutivos, todas las mujeres deseaban casarse con él. Además, se ganó el título de 'El hombre más legendario a través del mundo'.
Con tan solo escucharlo hablar, Anne supo que su querida novia ya estaba esperándolo abajo.
"No soy una fotógrafa profesional", dijo con sinceridad.
"Te di una orden y debes cumplirla, así que baja y toma las fotos", expresó Kevin mientras la miraba fijamente. Su mirada era tan fría y oscura como la noche. "¿Realmente eres tan estúpida como para no saber cómo usar un teléfono? De ser así, tal vez no deberías tener el cargo de vicepresidente en el Grupo AN".
"¡Tú...!", comenzó a decir Anne, pero se contuvo. El odio y la ira subieron como lava ardiente dentro de ella, pero lo único que pudo hacer fue apretar la mandíbula.
El hombre caminó hacia la puerta de la habitación con aires de superioridad y, sin voltear a mirarla, le dijo: "No olvides que esta noche tienes que asistir a la cena en el restaurante del hotel 'Nube y Cielo'. Si llegas tarde y llega a haber alguna pérdida por tu culpa, tendrás que compensarlo todo".
Anne lo miró fijamente y apretando los puños mientras salía del lugar, la rabia que sentía era tan fuerte que por poco le salía fuego por los ojos. Para él, no existía nada más importante que su querida novia.
Tratando de calmarse un poco, aflojó sus manos y se dirigió hacia su armario para buscar la ropa que usaría durante la velada.
Para poder conservar sus acciones en la empresa, debía soportar los desplantes y malos tratos, pero ¿era ese realmente su único objetivo? Su corazón se estremeció al pensarlo.
Sus ojos brillaban de pura tristeza.
Luego de un largo rato divagando en sus pensamientos, finalmente decidió usar un vestido largo. Al pasar la prenda por su cuerpo notó una incomodidad en su zona íntima, Kevin siempre era muy brusco al tener relaciones sexuales con ella, más allá de eso, no tenía ninguna marca o algo visible.
La menospreciaba cada vez que lo hacían.
Él ni siquiera la miraría de no existir un contrato de por medio.
Tratando de ocultar el dolor en sus genitales, bajó las escaleras hacia la sala.
Kevin ya se encontraba tomándose fotos con su amada Cherry Ye al momento en que Anne terminó de bajar.
El vestido que usaba Cherry era tan blanco como la nieve, este remarcaba su figura a la perfección y realzaba la belleza de su rostro.
Daban la impresión de ser una pareja creada por los mismísimos dioses.
El hombre por fin se percató de la presencia de su esposa.
Rápidamente, la sonrisa en su rostro se esfumó. "¿Por qué te tardaste tanto?", dijo con irritación.
Una vez más, Anne intentó cubrir su ira con una respiración profunda. En ese momento, su único pensamiento era estrellar la cara del hombre contra la pared.
Mientras Cherry Ye se encontraba acurrucada en los brazos de su amado, le dirigió una mirada a su prima Anne y le sonrío a manera de disculpa a la vez que le expresaba: "Fue Kevin quien insistió mucho en la idea de publicar una foto de los dos juntos en nuestras redes sociales. Quiere que ese sea uno de mis regalos de cumpleaños y dijo que lo haría cada año".
Sin prestarle atención a la explicación de su prima, Anne extendió la mano hacia su esposo, "Dame tu teléfono", dijo secamente.
Al tiempo que le sonreía a Cherry con cariño, prácticamente le lanzó el celular a su esposa.
"Espero que las fotos queden bien, de no ser así, tendrás que tomar lecciones sin salir de casa por varios días hasta que aprendas. Puede que tengas un mejor futuro de esa manera que dentro de la empresa, más aún si estás por perder tus acciones", le dijo con un tono amenazante.
El corazón de Anne se llenaba cada vez más de resentimiento, pero de su boca no salió una palabra.
El hecho de que la mujer no le replicara ocasionaba en Kevin una gran molestia.
Al notar la indiferencia de la mujer, decidió colocar su mano sobre el muslo de Cherry.
"¡Kevin, por favor, no hagas eso!", dijo Cherry con un tono juguetón mientras sus mejillas se sonrojaron de manera inmediata.
La chica se recostó sobre el pecho de su novio, aun así, su mirada estaba fija en su prima, sus ojos brillaban con malicia, como desafiándola a decir algo.
La posición en la que estaban los novios indicaba mucha intimidad.
La tela del vestido de Cherry era tan suave que se unía como seda al lujoso traje de Kevin.
Anne mantenía su aparente indiferencia al no pronunciar palabra alguna, permaneciendo fría y distante. Sin importar lo mucho que odiaba a aquella pareja, no les haría saber, de ninguna manera, todo lo que le afectaba ese tipo de situaciones.
Lo único que quería era no verlos nunca más. Aunque, por el momento, no le quedaba más remedio que calmarse y seguir con la sesión fotográfica que le habían impuesto.
En ese momento, Kevin cambió de pose para otra foto, esta vez sostuvo la cintura y una pierna de Cherry. Para fotos anteriores, incluso la besó en los labios.
La chica posó con un tierno gesto en los labios.
Anne estaba atenta a capturar con la cámara cada una de las poses que hacían.
Su rostro se mantenía impasible pese a las imprudencias de la pareja. "Dame mi teléfono, quiero asegurarme de que Cherry luzca bien en cada una de las fotos. De no ser así, tendrás que tomarlas de nuevo".
Sin pensarlo dos veces, Anne se lo entregó.
Como una niña consentida, Cherry golpeó al hombre en el brazo. "¿Piensas que podría salir mal en las fotos?", preguntó.
Inmediatamente, Kevin la bombardeó con besos en toda la cara. "¡Claro que no pienso eso! No cabe dudas de que eres la mujer más hermosa que existe", dijo halagándola. "Lo que pienso es que Anne no es capaz de capturar toda tu belleza".
Cherry lo miró sonriendo y le preguntó: "¿Estás consciente de que la belleza viene de genética?".
Anne y Cherry eran primas, pero lo único que tenían en común era la belleza. Sin embargo, Anne pensaba que el atractivo de su prima era inigualable.
Ante la interrogante de su novia, Kevin asintió en seguida.
Sin lugar a dudas, Cherry era una mujer hermosa. Su blanca piel realzaba su brillo natural, su larga cabellera oscura le caía hasta la cintura, acentuando su bello rostro y sus ojos grandes y redondos. Algo en su mirada daba la impresión de ser una niña en el interior, la inocencia que expresaba era imposible de comprobar.
Era una chica alta y su cuerpo estaba definido por sus curvas. Era una diosa ante los ojos de cualquier hombre que la mirase.
En cualquier fotografía en la cual apareciera saldría perfecta, en especial estas últimas que su prima había tomado con todo su corazón.
Kevin revisó cada una de las fotos que su esposa había tomado. Verificando que en cada una realmente destacaba la belleza de su novia. No logró encontrar ningún defecto en ninguna de ellas.
Con una rabia que no podía explicarse, guardó su teléfono y le dijo con irritación: "Ya te puedes ir, no te necesito más".
Sin embargo, la llamó cuando ella estaba a punto de irse, diciéndole:
"Espera un momento", le ordenó mientras se cruzaba de brazos e inflaba su pecho. "Vas a tener que cambiarte de ropa, estás vestida del mismo color que Cherry. Tienes prohibido usar cualquier prenda semejante durante la fiesta, no te permito que le faltes el respeto".
Los gestos en su cara eran implacables mientras le decía: "Te exijo que tires a la basura cualquier otra prenda que se asemeje a la de Cherry".
El fuego que le producía la ira la consumía cada vez más. Mientras apretaba su mandíbula, ordenó las palabras en su cabeza antes de hablar. "Pensaré muchas cosas buenas de ti".
¡El único delito que había cometido fue usar un vestido blanco! ¿En qué momento fue una falta de respeto hacia Cherry?
Mientras se apretaba los puños se alejó con una mirada asesina.
Cherry, al ver la escena, contuvo una sonrisa en sus labios, mientras un brillo amoroso salía de sus ojos al ver al hombre a su lado.
Anne desgarró con furia su hermoso vestido blanco y lo tiró al suelo.
El blanco siempre había sido el color favorito de Cherry.
Anne despreció su elección y se juró nunca más usar ese maldito color, o alguno que se le asemejara.
"¿Publicaste ya nuestras fotos, cariño?", interrogó Cherry a su novio mientras se apoyaba en su pecho.
Recomponiéndose, Kevin le sonrió a su novia al tiempo que le decía: "Ahora mismo lo hago, cariño".
Volvió a revisar las fotos y escogió la que pensó que mejor los identificaba. En la elegida, reían felizmente, se abrazaban pareciendo ser la pareja más feliz que existía. Aun así, la rabia iba creciendo en su interior a la vez que miraba fijamente la foto. Sin emitir palabra alguna, hizo la publicación en su red social.
En el pie de foto escribió: 'Que pases un muy feliz cumpleaños, hermosa. ¡Siempre serás mi único amor!'.
Al instante los comentarios se hicieron notar.
El señor He dijo: "Torturan a un pobre perro soltero con este tipo de fotografías".
El señor Sun dijo: "¿Por qué no restregármelo en la cara? Amigo, me estás matando con esto. ¡soy uno de tus amigos solteros, dame un respiro!".
Los comentarios halagando a la chica no se hicieron esperar: "¡Cherry, estás radiante! ¡Feliz cumpleaños! Mi deseo es que permanezcan juntos en esta vida y la que sigue".
No era un secreto para nadie que Kevin estaba casado, pero también sabían que todo su amor le correspondía a una sola mujer.
Se suponía que mi matrimonio con Mathias me haría la mujer más feliz del mundo. Aunque sabía que él no me amaba, pensé que se enamoraría de mí una vez que lo colmara de amor. Ya pasaron cinco años y Mathias me trataba como a una cualquiera. Para colmo, conoció a su verdadero amor y cortó todos los lazos conmigo por culpa de ella. Él la presentó a todo el mundo; algo que nunca hizo por mí. Su infidelidad me llevó a la depresión. Me sentía totalmente destrozada. Tristemente, incluso en mi lecho de muerte, mi supuesto marido nunca apareció. Cuando volví a abrir los ojos, sabía que el destino me había dado una segunda oportunidad. Yo todavía era la esposa de Mathias y pasamos dos meses antes de que conociera a su verdadero amor. En esta vida, me negué a que él volviera a lastimarme. Consciente del gran error de mi antigua yo, le pedí el divorcio. Mathias rompió los papeles del divorcio una y otra vez y al mismo tiempo me encerró. "¡Rylie, deja de hacer estupideces! ¡Hacerte la difícil no me funciona!". Para demostrarle que hablaba muy en serio, seguí adelante y solicité a la justicia. Finalmente entró en pánico. Abandonó a la "mujer de sus sueños" y se arrastró a mi lado. "Por favor, dame una segunda oportunidad, Rylie. Te prometo amarte con todo mi corazón. Serás la única mujer en mi corazón de ahora en adelante. No me dejes, ¿de acuerdo?". Una guerra estalló en mi mente. Por un lado, no quería que me hicieran daño otra vez. Pero, por otro lado, no quería dejar ir al hombre que amaba tanto. ¡¿Qué debo hacer?!
Los rumores decían que Lucas se había casado con una mujer poco atractiva y sin antecedentes. En los tres años que estuvieron juntos, se mantuvo frío y distante con Belinda, que aguantó en silencio. Su amor por él la obligó a sacrificar su autoestima y sus sueños. Cuando el primer amor de Lucas reapareció, Belinda se dio cuenta de que su matrimonio era una farsa desde el principio, una estratagema para salvar la vida de otra mujer. Entonces firmó los papeles del divorcio y se marchó. Tres años después, Belinda regresó convertida en un prodigio de la cirugía y una maestra del piano. Perdido en el arrepentimiento, Lucas la persiguió bajo la lluvia y la abrazó con fuerza: "Eres mía, Belinda".
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