ensual. Giré mi cuerpo con una sonrisa, podía apreciar aquellas curvas escondidas. Mi espo
nde. Porque no quería mezclar las cosas con
tararear una canción, no podía alcanzar el cierre del vestido. Mi espalda descubiert
usurró y pude notar que sus mejillas t
da erizándome la piel. Mordí mis labios, y mi respiración se aceleró. Solamente se escuchaban
y lo observé sorprendida
do con una caja, supuse que de za
bservé de reojo, frunció las cejas
arada para esperar a mi cita que pasaría por mí. Pronto un bocinazo me avisó que él ya había llegado. S
mi lado. Al girarme encontré a Eri
edos por su suave cabello ¿sería tan suave como parecía? Me
gó –es solamente que... es r
y... creo que puedo –
molesto y salió casi corriendo de mi vista. Observé el pasillo por donde había pas
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o podía sacar de mi mente, los dedos de Eric tocando mi espalda.
egunté deteniendo el monologo
rrosa. No era feo, para nada. Rubio, cuyos ojos negros eran atrapantes
ijo de
. ¿Cómo podría pensar así de Eric? ¡Era casi mi hijo! Siempre lo cuid
oquecer a las chicas. Lo sabía bien porque muchas lo visitaban para buscarle. Ol
ulpable ¿cómo podría mirar a s
espejo. Toqué mis hombros mordiendo mis labios, y recordé de nuevo su ca
servaba mi reflejo. Podía asegurar que me veía joven. Incluso me decí
alizaron, era la primera vez que estaba tan confun
n impo
í para tomarme un taxi. Mientras esperaba en la salida, me preguntaba que me
e que era
de musculos, me est
adiós, y en parte lo comprendía. Algunos conductores me tocaban
cando que cayera al suelo. Al abrir los ojos y apunta