o 4: El
encontrarme cara a cara con el hombre de mi pesad
cisión, Isabella? -me d
día de vergü
ecir? -le dije,
significa -dijo, con una sonrisa e
a en mi pecho. ¿Por qué estaba hac
l, lanzando golpes c
esto conmigo! -g
con suficiente fuerza p
-dijo, con voz grave. -Tú eres
alado, y me retorcí para escapar de su
mis deseos? -me
voz fría. -Lo único que im
rada. ¿Cómo podí
usando de mi cuerpo. Cada vez
supliqué. -¡Po
duro. Sentía como su cuerpo se acerca
grimas salían en oleadas por mis ojos. ¿Cuánto más podía
ta! -
reía en mi cara, disfru
le estaba causando. Podía verlo en sus ojos y sentirlo en sus m
te, me soltó, y se
r a tu amiga -dijo, en
stada, tratando de entender po
¡No puedes hace
ijo él. -¿Qué cree
omaba en mi pecho. Tenía que sa
ando de encontrar una manera de escapar.
al otro lado de la puerta. ¿Era la oportunidad que buscaba?
os entraba al cuarto, y al ve
reguntó, mirando ha
intentando controlar la
ediendo a mí fuera gracioso. Luego, se de
l, mientras le pasaba la mano por la espalda. -
a mujer se acercó a él y le p
ientras le pasaba los dedos
mi y, con su so
de no irte
viniendo abajo. ¿Cómo podía ser tan cru
iró con una so
ntes de haber salido co
hacia una silla en l
a mujer besándose apasionadamente. Me dolía el cuerpo de la tensió
ue ves? -me dij
nada. No tenía
ignorando mi presencia. La mujer le pasó los dedos p
sentí más y más vulnerable. No
-dijo él, yendo haci
directamente a los ojos. Su rostro era tan cerca
o, en tono suave y persuasivo. -Pu
me de él. Sabía que si lo hacía,
voz seductora. -Podríamos
ujer se apartó y comenz
entras me despojaba de mi vestido. Sus manos eran fría
n nosotros? -dijo ella, m
muré, cerra
se sentaron ambos a mi lado. El hombre me cogió de la
un tono cálido y persuasivo.
ar por mi columna verteb