io Me
asuntos de Culla del Crimine. Hasta que apareció esta mujer y llenó nuestras mentes de dudas y miedos, no podí
curo. Me despierto después del primer día de matrimonio, Tony se ha marchado, dejándome aún más irritada por sus insinuaciones sobre
tes. Elisa está furiosa. No necesito que diga nada; la forma en que entra en el d
. Elisa nunca ha aceptado compartir nada, y
eña de lo que es. Evita mirarme directamente, pero puedo ver el miedo en sus ojos. No puedo culparla. La han arrancad
digo, y ella respond
en el despacho.
. La familia. El hogar. Palabras que hace tiempo dejaron de tener significado para mí. Y a
chilla. Me mira fijamente, con ojos llenos de odio. - La has traí
ndo. Me lo
o que hiciste antes, sabes que no perdo
oy a quedarme callada mientras esta mujer entra en tu casa y ocupa un espac
í nada. ¡Soy y si
Lib
er la calma. Siempre supe que era posesiv
o tuve más remedio. Si no f
elearon por las cartas, ¡lo único que tenías que hacer era echarles el problema a ellos!
er el anzuelo. La miro, pero aún no di
í. ¡Esa idiota tiene
fuimos pareja y quiero que me dejes en paz! No vuelvas a esta casa a me
e de ella? - pr
aro q
endo el respeto por sí misma y me h
aciendo tanto tiempo, puedo superarlo...
i casa! - Exi
yo, porque no te quiere....
que llevo dentro. Sus palabras vuelven a mí,
lgo con ella? Paulah es sólo un peso que he aceptad
forma en que evita mirarme directamente, como si siempre estuviera di
ita aú
mo para dejar que estos pensamientos me lleven por mal camino... Soy el líde
que no sabía que aún existía. Un deseo de pro
amientos. No puedo permitirme ser humana. No ahora. No con Elisa observando cadaarme de e
lando con Sara y la enorme televisión encendida con un programa cualquiera. Las dos se ríen e
Sara como nadie. No es que crea que mi sobrina sea capaz de conspirar co
dre en casa?», fuerzo un tono ne
to, siempre alegre. - Buenos
mirada curiosa de Paulah y no le digo nada, no quiero. Simp
s la tensión, y subo al coche. El trayecto hasta la
ntones de documentos, teléfonos que suenan, voces que se s
lema con el lote de armas para
- pregunto pasándom
or en la logística. Lo e
antes de que acabe el día. Tengo la cabez
tiempo de sentarme antes de que suene el teléf
de armas, estará en Culla del Crimine la semana que vi
rtante de todos los contactos y si conseguimos firmar u
ecepción a la altura
an. Una fiesta, lujo, algo para demostrar que tenemos e
ecepción. - Mi voz es firme, sin lugar a discusiones. - Q
ermosas. No hay nada como ofrecer las mejores putas que tene
n parece dudar.
rsonalmente. - Respondo secamente. - Dile que
tra conversación innecesaria con Elisa. Hoy no. Y a pesar de la derr
o su nombre. Su perfil aparece de inmediato. No suelo perder el tiempo en las redes sociales, pero algo en mí
sonríe. No esa sonrisa contenida y desconfiada que muestra aquí cuando está con
elto y un escote delicioso. En otra, sostiene un café y
fuera?». La pregunta me molesta más de lo que debería. En Culla del Crimine, rodeada
conmigo mismo. ¿Qué forma de pensar es
vuelven. La forma en que me mira, como si siempre es
a ventana. La vista de la sede es impo
sobre esta mujer. Pero incluso cuando cojo el teléfono para resolver otro
se trata. La puerta se abre sin contemplaciones y entra Lui, con cara de tener siempr
ndose de brazos mientras me mira fijamente. - Pensaba que
la silla, intentando controlar l
ale seca, casi sarcástica. - No te
No ha cambiado nada, pero has salido de casa enfadado. A
tengo que revisar. - Tengo paquetes que despachar, problemas que resolver. No e
iempo del mundo. - Sigo sin entender nada de su repentino matrimonio, la mujer es hermosa
ayudarla, imagínatela casada con Tony o con
de verdad -pregunta L
e dich
casarías si no fuera verdad. Pero dime
erlo! Tu atrevimiento está
unque sólo sea por placer, sé que no podr
era me acer
e gustan las mu
an, c*brón! Pero con
miel. ¡Estás a cu
s que hacer una fiesta para darle la bienvenida! Ya le he dicho a Kevin q
como si intentara leer algo que no e
todo, ¿verdad? No se puede delegar todo para siempre.
ro se detiene antes de salir. - Ah, y sobre tu a
un gesto con el ded
al trabajo, mis ojos acaban en el portátil cerrado. La