ando Sadie se enamoró
a sus estudios y terminó ingresando en la misma universidad que su amado,
día se le acercó y l
o ahora sabía que estaba equivocada: el corazón del hombre siempre le h
amenazaba con abrumarla. Estaba embarazada y el doctor le había indicado
lágrimas, se levantó
la falta de empatía de Noah, quien ya estaba all
"Creo que es hora de
puñetazo, robándole el aliento. Se había aferrado a una diminu
dolorosamente largo reuni
untó con voz temblorosa, haciendo todo l
ca podrá ser verdaderamente tuyo. Para compensarte, me aseguraré de darte cualquier co
che de bodas, una noche destinada únicamente a acal
hombre nunca ha
abía arrojado sobre él, creyendo que, con el tie
que yo era Kyla?", preguntó Sadie, levantando la
ue esa pregunta. Con vacilación, abrió la boca,
cruda admisión que había temido, lo que t
o realmente en su unión; no obstante, los fugaces momentos de felicidad durante s
trágicamente equivocada: confundió su ce
roso, no había podido acer
s ojos y se resignó a su destino. "De
gunos de sus objetos personales, pues decidió qu
crecer en su interior. Cuando su esposa pasó a su lado, extendió la mano instintivamente y agarró la suya,
ara responder; y ella aprovechó el momento
. Realmente n
odo lo que pudo discernir fue la inesperada suavidad en su voz,
iguar sus gritos. Incluso mientras luchaba con la dura realidad de su inminente divorcio, la dolorosa disparidad en el tr
era ahora? ¿Y qué pasarí
amente perdida. Lo único que sabía era que ahora est
ropa distraídamente y se metía en la regadera. Aunque el agua tibia caía en cascada s
illas. El rugido incesante de la ducha amortiguó sus sollozos cuando fin
tenía que ser tan cr
se vistió; sin embargo, dio un mal paso
só la caída. Instintivamente, se llevó las manos a la par
ah se encontraba. Inmediatamente, él corrió hacia la fuente del ruido. La pue
ío en la piel; su ropa estaba desordenada y se protegía ferviente
ndiéndose por su pecho. Sin dudarlo, corrió ha
a?", le preguntó, en un ton
osa, mientras intentaba enfocar al hombre que estaba frente a ella. Le tomó
ien...",
agarre de su esposo, pero é
voz firme y teñida de urgencia, lo
no estés herida", añadió
re ella y la examinó meticulosamente, para ver si tenía alguna he
ró abruptamente de la mano y, con la voz quebrada por el miedo y la desesperación, le preguntó: "
flotaba en el aire. En ese momento, ella buscaba en los ojos de su cónyu
"Siempre hemos sido cuidadosos, así que es poco probable que lo estés. Pero incluso s