ándolo desde dentro. Era una sensación primitiva, atroz. Su garganta se secó,
con la poca fuer
de Evelyn llegó a su lad
del bosque. No avanzó más, pero tampoco se apartó. Se balanceaba levemente, como si
ía deslizarse dentro de la cabeza de Alden, como si nacier
le heló
Evelyn, acercándose más
ambre no era normal. No era simplemente una necesidad física. Era algo más... algo oscuro y antiguo que se retorcía
Ya no era un susurro gutural, inhu
voz de
ó los ojos
o.
la criatura inclinó la cabeza-. ¿Por
na punzada de
eres
ez amaste -susurró el ser
iatura comenzó a cambiar. Sus sombras se arremolinaron, retorciéndose en una
u cabello castaño iluminado
-su voz s
o sostuvo del brazo, pe
extendió
stará bien. Solo tienes
or en su estómago aumentó, volviéndose in
onrió... dem
ado in
izo se
! -grit
storsionarse, la ilusión disipándose en sombras. El se
mpulsó hacia adelante, corriendo
arecían garras intentando atraparlo mientras se movía, arañando su p
estruendo gutural, como si la propia t
lyn giró de pron
ndo troncos caídos. El hambre seguía allí, punzante, exigi
sta
velyn se det
se estrella
ué.
amente en un barranco. Una caída de al men
n -murmur
La criatura ya estaba
ra salida
pretó lo
ay una
miró in
nsarás
o ser de
ilueta parecía hincharse y alargarse, como si
n una voz que se mezclaba con el vi
a Alden de
al
era responder, ella
o los r
do se de
rutalidad gélida, y por un instante, Alden sintió que el mundo se detenía. S
pitaba hacia ello
! -grit
pero no había nada más que el vacío. El hambre seguía ardiendo d
golpearo
en cada fibra de su ser mientras se hundía en la oscuridad helada. El agu
s. La corriente lo arrastró con una fuerza implacable
se apode
peso de su ropa empapada lo jalaba hacia abajo. Su v
... -pensó,
nas manos l
agua, jadeando con desesperación. Sus pulmones se llenaron de aire frío, quemándole la g
uévete! -g
n como plomo. Lograron llegar hasta la orilla rocosa y salieron tambaleándos
ficultad, pero se giró de inmed
preguntó en
alzó l
de del barranco. No se movía, solo los observaba. Su forma parec
hí -murm
cabeza, como si los
Evelyn, frunciendo
ndo de calmar los latidos
or
nmediato. Sus ojos estab
gusta e
runció
o lo
hacia él con un
ra vez que salto de un barr
escalofrío recor
El
sintió l
s el
scuchaba el sonido del río fluyendo a s
ue había pasado en las últimas horas parecía irreal. El hambre en su interior seguí
mos? -pregun
e, sacudiéndose el a
que no está
miró, c
Qu
ambio, señaló un sendero
moviéndonos ante
n ti
si v
pretó lo
a. Nos está dejando vi
rría la columna. Se obligó a ponerse d
acia la oscuridad del bosque, sin