a
ado a Sophi
"¿Qué
eve, ¿dón
La voy a
ban leer los textos de mis amigas. Mis manos temblaban tanto que tampoc
ue teníamos tres años. Ella había sido m
la escena que desearía
rsidad así nos poníamos al día. Estaba emocionada por verlo des
los sonidos que provenían del
on más fuertes. Me alejé, mirando la puerta con las c
caba mi móvil del bolsillo de la chaqueta amarilla que llevaba
é la llamada rápidamente y busqué el número de Sophia, llamándola de inmediato,
lado de la puerta, comenzó a sonar el tono de lla
. No..." maldi
n un arrebato de adrenalina, golpeé la puerta con toda la fuerza qu
ista justo cuando Sophia saltaba de encima d
ece, -se atrevió a decir, env
levantándome, las lágrimas acumulá
usurró ella, al mism
s saliendo... No s
irada vagando de uno a ot
r amiga!? Son unos putos traidores... -les grité, desbordada de frustración y de
tenido con ellos, juntos o por separado. El dolor se convirtió en una rabia inte
miradas de las personas que pasaban por mi lado. El dolor y la traición se mezclaban en mi pe
bajo el cual tantas veces nos habíamos juntado mis amigas y yo. Ahora, ese lugar que a
maldito Jonas ni siquiera se había molestado en llamarme. Corté la llamada de Sop
porque te hizo algo... ¿qué pasó? -fue su s
ntes de continuar, sintiendo un nudo que amenaza
nstaló al otro l
respiración, cada vez más acelerada. Estaba intentando do
labras arrastradas por la rabia, -a ella o a él, no
muy emociona
iéndome de hombros, sintiendo el peso de
las lágrimas que no dejaban de caer, y cerré los ojos, tr
u respiración. Sabía que si no la distraía, Clau sería capaz de caza
r teñía el cielo con sus tonos rosas y dorados, una belleza que contrastaba d
inutos, -respondió ant
ilencio inquietante. Me sentí pequeña y perdida, como s
continuaban llegando. Las palabras de apoyo y consuelo de Sarah y Dani e
rápido. Su rostro estaba marcado por la preocupación y la ira contenida. Cuando lle
udándome a levantarme. -No dejaremos que esta
, la vi cliquear en su teléfono, y
or unos tragos", e
ento, pero esto suena bien, -le dij
noches de fiesta. El ambiente oscuro y ruidoso
me, aún con furia contenida en sus ojos. -Pero ma
. Sus labios se torcieron en una mueca de desaprobación an
ón no significa que puedas
labras, ella sie
uros y un saco del mismo color. La textura de la seda se sentía fresca y su
l asiento trasero. En el momento en que quedé en
ientras maniobraba para doblar a la izquierda. El calor
tela suave cubriendo mi cu
esto, -me reí, sacándolo y ti
cuchado desde que mi mundo se había desmoronado. Su risa era c
o mis curvas de una manera que me hizo sentir m
he es para olvidar, y te
ones se desvanecían con cada trago. Al llegar, la música vibraba a tra
dijo Clau, bajando del auto y
ejar atrás el dolor, a