el café que los rodeaba parecía desvanecerse, como si todo a su alrededor se hubiera detenido por completo. Carmen había hablado con una seguridad que no dejab
a mezcla de tristeza y determinación. La expresión de su rostro, normalmente impasible, se había suavizado, como s
mente hubiera comenzado a jugarle malas pasadas. La lógica le decía que debía tomar un res
lgo trivial-. No solo se estaba jugando su vida, sino que la tuya también estaba en peligro. Había comenzado a inv
palabras de Carmen lo sacudían con cada revel
atropellada, casi desesperada. Necesit
que se estaba jugando. Parecía que estaba considerando la posibilidad
que estás enfrentando. Rodrigo había comenzado a descubrir algo relacionado con la fundación que creaste hace años. A
imeros días de su imperio, cuando todo era ambición y sueños de grandeza. Pero jamás imaginó que
a hacia Carmen comenzaba a crecer, no porque pensara que ella le estaba minti
incapaz de sostener l
ería involucrarte en esto más de lo necesario. Pero ahora, todo ha cambiado. Es
nstrucción de la empresa, y aún ahora parecía seguir protegiendo a alguien o algo más grande que él, algo que lo mantenía cautivo. Sin emb
Alejandro, la rabia asomando en su voz.
ó algo que antes no había percibido: una sombra de miedo en sus ojos, algo que indicaba que ella misma no estaba
ave que puede desmoronar todo lo que has construido. Y esa pieza no está en tu empresa. Está en tu pasado, en algo que hicist
mucho mayor que su propia supervivencia. Había construido su imperio con sudor y sacrificio, pero ahora, to
-dijo Alejandro, su voz ya cargada con la determina
bía más de lo que estaba dispuesta a revelar. Era evidente que había algo
No todo el mundo en tu círculo está de tu lado. Incluso aquellos que parecen ser tus ali
personas más cercanas a él estuvieran jugando este juego mortal a sus espaldas?
mientos contradictorios sobre quién podía estar detrás de todo esto. La conversación con Carmen había pla
e la situación. Ya no podía confiar en nadie más que en él mismo. Tenía que desvelar el misterio por compl
abía que algunos de ellos lo miraban con desconfianza, pero esa desconfianza era ahora su mejor aliada. El primer
peligroso con todos nosotros -comenzó Alejandro, su voz firme, pero su mirada calculadora. Nadie en
sabía que había llegado al punto de no retorno. Necesitaba respuest
forma, y con él, las sombras del pasado que había