en el sueño, pero sí sabía que el peso de las revelaciones de Carmen le había dejado una marca profunda. Los últimos días habían sido un torbellino, y aún no había encon
bservándolo con cautela. Nadie se atrevió a hablar de inmediato, pues sabían que la situación había cambiado radicalmente. Alejandro les había convocad
tiempo y comenzó l
ancio-. Hace poco descubrí que la muerte de Rodrigo no fue un suicidio. F
edulidad, pero también desconfianza. Iván, su ho
de la muerte de Rodrigo? -preguntó, con un tono
o de hombre que vacilaba al enfrentar una amenaza. Su mirada era como un r
oscuro en nuestra empresa. Algo que nadie ha querido ver. Y yo mismo no he si
presentes, buscando una respuesta. Lucas, el director de operaciones,
fue un asesinato? ¿
in dar demasiados detalles? Sabía que cualquier palabra que saliera de su boca sería
a fundación. Algo relacionado con personas cercanas a mí, pero a
amentos. Sin embargo, eso no era suficiente para que Alejandro fuera completamente confiado. Algo en su intuició
Cada uno de los presentes tenía algo que perder, y todos sabían que, si las cosas se descubrían, podrían ser arrastrados por la misma tormenta. Después de discutir posibles
a encontrar la verdad. Había demasiadas traiciones a su alrededor, y sentía que si no tomaba el control ahora, perd
su visión de filantropía. Era su orgullo, una de las facetas de su vida que siempre había protegido con mucho celo. A
e todo había comenzado. Allí, en su oficina privada, podía ver las paredes decoradas con fotos de eventos, discursos y premios que marcaban los hitos de su
los archivos de Rodrigo, pero también sabía que no podía confiar en el sistema de seg
aber visto antes. El nombre en la etiqueta era familiar: Rodrigo Pérez – Informe de investigación. Su corazón dio un vuelco al ver esa carpeta,
ción a empresas en las que él mismo había invertido y movimientos financieros que no lograba entender del todo. Cada página estab
había trazado una conexión directa entre la fundación y algunos de los socios más i
a de leer. ¿Había estado tan ciego todo este tiempo? ¿Cómo no había vist
Alejandro levantó la vista, con el ceño fruncido, esperando encontrar a u
resión sombría, ent
s palabras resonaron como una amenaza oculta-. Pero no ti