del
entrada, la voz de doña María resonó
tó con ese tono de madre que mezcla
siempre llevaba encima, sin importar si hacía frío o no. Sus ojos
lsillo de mi abrigo. Eran mi escudo, mi forma de f
pondí mientras me acercaba al m
más muertos -dijo, alzando las cejas-.
ecir con "raros", porque Fernanda entró
agerando el tono mientras agitaba
carcajada y se llev
la. Este doctorcito solo se asusta co
r horas, y yo tenía cosas que hacer. Caminé hacia los vestidores, me cam
to a la mesa de autopsias, a
o saludé mientras me colo
-respondió con una leve sonrisa-. Ll
r con cadáveres fuera lo más emocionante del mundo. Per
ado el cuerpo sobre la mesa. Mi re
nos a la cabeza como si fuera a desmayarse-. ¡Pedazo de equipami
tenía un don para hacerme reír en los peores momen
o de hombre
, y un rostro que habría sido portada de revistas de no ser por las cicatrices
... -murmuré
r, moviendo los instrumentos en la bansobre la piel del hombre, sentí
o del ojo vi cómo la sombra en una esq
Par
la capa que parecía flotar por sí sola. La guadaña br
mi estómago
-le grité
golpe, mirándome como s
é pa
ar la vista de la esq
a aparecía e
ría la muerte, no este... Aquí ya l
oculto bajo la capucha, parecía no apa
ora al hombre. Mi voz temblaba, pero
las cejas fruncidas,
¿qué está
ía. Había algo que
hombre, acercando
segundo pensé que estaba equivocada. Pero
pul
o, pero inc
ó en un susurro ahogado
os como platos, y di
. -murmuró, pero yo
e cuando la Parca
ar. Cuando al fin se movió, lo hizo con torpeza, como si lo que
ntiendo cómo el peso del aire
sí mismo, mientras buscaba desesperado en
o, aunque logró colocarlo sobre el pecho
los ojos muy abiertos, más d
era para él. Se enderezó de golpe y se quitó el estetoscopio con movimientos rápidos-. No p
por el pasillo. Lo seguí con la mirada un mom
ces, el
n -dijo desde la esquina con su
ado la capucha, dejando al desc
se brillo que decía "te estoy mol
pared y se acercó a mí con u
, Mar? -pregunté, de
su pecho como si estuviera ofendida-. ¿N
insistí, alz
ando las manos co
iéndose los labios sin disimular su mirada a la entrepierna del hombre-. No debería estar v
aunque sabía que la respuesta sería má
yándose en la mesa con
sta que llegue el momento exacto, no
, como siempre. Había reglas en todo
arecer, esta vez aco
dijo mi amiga, cruzándose de brazos mientra
se detuvo en seco en
estoy lista para nada de esas cosas, ¿eh? -d
vengo por ti -dijo Mariana
te a ella como si eso fuera a protegerla, y luego salió disparada d
s ojos y se apoy
ntas a María. Creo que nunca vi a un fant
significa? -pregunté i
y su rostro se volvió más serio de
punto de ponerse interesantes. Es
ue pudiera preguntar qué quería decir, Mariana me
favor, trata de no arruinar las