uaba, cada día
" , me dijo Sofía una noche, intentando masaj
té brus
namiento. Est
el bebé" , añadió, su voz car
ulsión que sentía. El olor de su perfume, el mismo que antes me em
jugaba su papel
r esa villa en Marbella. Sería una gran inversió
pondí, mi voz plana
tarde a casa. Pero ellos siempre estaban allí, tejiendo su
ja de equipo fotográfico. Por curiosidad, la abrí. Dentro, junto a varios objetivos, hab
i al
n coche. Javier estaba al volante,
o mi voz. " 'Te juro que pasaré el resto
nó y lo besó a
Óscar al mejor plan es para nosotr
que borraba cualquier duda que pudiera albergar. N
ar el ratón del ordenador. Apagué la cámara, la guardé en mi
pocas cartas que quedaban y las llevé a la chimenea. Mientras ardían, el dolor dio
destru