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olibrí que mi madre me dejó era mi talis
con una sonrisa vacía, me humilló frente a todos cuando su asistente, Valeria, d
on los pedazos de mi herencia, solo para descubrir al día siguiente qu
as una supuesta emergencia médica, y al negarme, me arrastró, me agredió
pantalla para robar mis diseños, rebautizar mi empresa y
arme hacerme algo así? ¿Qué hay
ncendió en mí, una promesa inquebrantable: no sol

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