ata. No cogí mi bolso, ni mi
que tenía que encontrarlo. Tenía
ncredulidad. Esto no podía ser
del instituto con su equipo. Corrí en esa dirección,
del primer restaurante. No
en el terc
rodeado de sus colegas más jóvenes.
oscuridad, mirando a
levaba el pelo largo y suelto y sonreía con una dulzura que parecía genuina. Se reía de algo
partaban de ella. Cuando ella hablaba, él se inclinaba hacia el
vaso de cerveza. "¡Por Ricardo! ¡El mejor j
eron y b
mesa. "Qué bien se ven juntos," dijo una. "Ojalá la es
a era como
amaradería, y yo estaba fuera, en el frío, s
chicos intentó servir
o suficiente," dijo ella
uso su mano sobre el vas
ante. Y cogió la botella y se sirvió una copa
lo que m
s, tés de hierbas, le recordaba que no bebiera, que no comiera picante. Había cuidado de
ándose por ella. Por prot
ión, borrados en un instante por un gest
bia pura y volcá
y fue reemplazada por una furia
aurante con tanta fuerza
giraron a
. Mi visión se redujo a un túnel,
no de la mesa y la es
al rompiéndose sile
r el dolor y la ira. "¡Tantos años
raba con los ojos muy abiertos, u
l alma gemela? ¡Eres
os es
y, al intentar levantarse, trope
ardo, con un pánico qu
completo. La levantó en sus brazos com
azos. Uno de los colegas de Ricardo, un chico joven que sie
señora! ¿¡No ve qu
ilibrio. Caí hacia atrás y mi ca
s de que todo se volviera negro fue a Ricardo, co
ío. El