ostro intentaba mostrar una especie de afecto paternal que res
o...", empe
ente, como si el contac
Y no me llames así. Mi padre es Ricardo Mendoza. El
La humillación pública era un
e y melosa, una táctica de manipul
Mateo. "Hay cosas que no sabes, secretos que hemos guardado
n fijos en Javier, llenos de repulsión. Lu
e secretos? ¿Tú, que deberías estar al lado de mi papá, te pones del lado de este
a lealtad y la justicia por encima de todo. Miré a Sofía, cuya cara de falsa c
jo' no está muy convencido. ¿Tiene
a de Sofía. Su rostro se enrojeció
udiste tener hijos! ¡Tu problema de infertilidad era conocido! ¡E
llenó el salón. El silen
y una mujer cuya vida consistía en el chisme
te. "El linaje de los Mendoza se acaba aquí. La sangre de mi sobrino
imperio para el hijo de otro", dijo un primo de Sofía. "Siempre supimos que algo andaba mal", añadió una
. Su voz resonó con una auto
rentela. "Saquen a esta gente de aquí. No son bienvenidos. Están interrumpi
o. No era solo un campeón en la montaña; era un campeón en la vida. En ese instante, todo el plan, cada pieza cu