hogar, y usé hasta el último centavo para pagarle a un info
cido en una tormenta anómala en el Golfo, y desde entonces
n por muerto,
sombrío con ojos que parecían sa
aba los billetes, "esta noche estará en e
edo, sino de una esperanza ab
brand
ico que importaba e
garganta y las manos sudorosas, sin importarme m
enues, música suave y gente ri
onces
ca
artada, pero reconocería esa silueta, e
taba
a él, estaba mi herma
olumna de mármol, sintien
ía Maria
har sus voces, una mezcla de susurr
?", decía Mariana, con una voz cargada de veneno du
n sonido que antes amaba y que
sobre la fina cicatriz que ella tenía desde la adolescencia, "todo lo
Mariana, "gastó todo su dinero, vendió la única propiedad de va
endurecido por un odio que
s para arruinarla a ella y a los Romero, para que pagara por cada lágrima que derrama
izo pedazos e
da que acumulé para pagar a los equipos de búsqu
za cruel y
s resonando en el silencio que
ostros fue reemplazada rápidamente por desprecio en el
cardo, su voz fr
que pude articular, las lá
caro de preguntar por qué? Por lo que le hiciste a Mariana, por la cicatri
o dramático, una herida casi invisible que, según ell
os adolescentes, del cual yo no tuve la culpa,
é defenderme, pero
o", dije finalmente, con la
o, una risa a
os casados ante la ley y la sociedad. Eres mi esposa, y ahora que he vuelto de entre
en el aire, pes
mí, su rostro fingiendo una compa
n dulzura, "Ricardo solo está dolido,
r mi brazo, pero la aparté
toques"
su máscara de dulzura se cay
do hacia atrás a propósito y c
a!", rugi
ó tan rápido qu
seco y doloroso, el sonido
la conmoción que por
nada comparado con el dolor
rriba, sus ojos llenos
a ambos", dijo, "ahora lev