vida, el hombre que prometió protegerme para siempre.
ivo y de sabotear proyectos de la empresa. Todo esto mientras su primer amor,
e arrepentiría por siempre. Me estaba muriendo, sufría un cáncer en etapa terminal, y él ni siquiera lo sabía, o no le importaba. E
ambién era mi médico, la única persona que de verdad se preocupaba po
erdería hasta el derecho de escuchar su voz
a a dejar
ntregándole el Grupo Garza, la em
esperando que por
e equi
a mujer poderosa con una nueva identidad, lista p
ítu
ire denso con el aroma a papel y a una ambición silenciosa. Er
des mentales y físicas, declaro por la presen
ero resonó en la si
ba con el ceño fruncido por la preocupación. Elisa estaba lejos de tener un
ciones en el Grupo Garza, mis propiedades persona
no de Daniela se detu
oso, Brau
n el aire, un recordatorio d
mente rompió
stás segur
segura,
o de agua. O llamar a un doctor
abeza, una leve son
sito lleg
con la voz ligeramente quebrad
prepararl
us cuatro años de matrimonio. Un deber que él
ctamente preparadas enfriándose sobre la mesa,
pérdida se instaló en su
s mañana,
e, sus movimientos
ra delgada y frágil contra l
Elisa Garza, la aclamada heredera de Monterrey, ahora no era
fuminaban en largas estelas de color, reflejando las lágrimas
otando sobre el nombre de él.
ces antes de q
é qu
tan fría co
lla, el nombre u
así -espetó él
Lo había llamado así desde que eran niños, cuan
oz de fondo, la voz de u
io, ¿q
suavizó a
impor
le cortó la
para firmar los papeles del divorcio
la voz firme, o
ré la ce
ea se
lificando el zumbido en sus oídos. Una sola lágrima fin
ébil. Tan
efendía, perdería hasta el derech
que él había mandado a diseñar para su primer amor, llena de cosas a
nocido a su único santuario. Había aprendido a cocinar para él, un mundo
ad profunda. Puso un poco de música suave, l
a medianoche. No i
en el pecho. Justo cuando estaba a punto de apagar las luce
tonta y obstinada, se
ráfaga de aire frío de la noche
ena de un alivio que no pudo ocultar-. ¿Tie
para tomar
la empujó contra la pared. Sus ojos estaban oscuros por
rtilleaba contra sus c
¿qué estás
ero el sonido de su nombre en sus labios pareció devolverle
ó, su voz un rugido
las escaleras, dejándola
ada de náuseas la invadió. Siempre era así. Un momento
aba tanto? No p
piel. Subió y preparó en silencio su pijama y un vaso de l
rante muc
, con una toalla colgada a l
e, los que ella no había firmado. Luego se volvió
l divorci
ente, su mundo gir
é? ¿Por
ronunció a continuación destroza
Helena h