os A
los del Grupo Muñoz se encontr
as manos en los bolsillos, el aura que lo rodeab
o y hermoso, cejas pobladas bajo un par de ojos negros y
n la atmósfera de un rey. Y en esta ciuda
l hacerse cargo de todo el Grupo Muñoz y en sólo
minuyendo lentamente antes, esta vez, la erupción venenosa había causado más daño a su cuerpo, tendrá que cooperar con el tra
iró débilmente, sin que su expresión cambiara
s más urgent
ómo va la investigación sobre los
bre esto. Después de reflexionar durante tres segu
el genio detrás de la creación de tal medicamento. Si pudieran encontrar al f
ndo a la chica que lo hab
le había dado
ante tanto tiempo, pero era como si l
ra. Sin embargo, no tenía otras opciones. Esta fue su única pista con respecto a la
, qué estaba haciendo allí esa n
abía quié
iempo, todavía no había ni
la sien,
¿se comunicó con la Dra. Paz? Ella es un genio médico inc
a cabeza hacia Bruno, su asistente que
ice el
itación para reunirs
plateadas pueden devolver la vida a las personas, solo que esta persona permanece mayorita
ones de dólares para que se reuniera c
se dejó convencer. Levantó le
l precio",
ía saber acerca de esa chica. Ahora no podía pe
ng, din
Sebastián. Las tres personas presentes quedaron at
aterrorizado. ¡No tenía idea de lo que estaba pasando! ¡Había
su ira mientras presionaba el
desde la recepción de abajo, tartamud
ó con impaciencia: "No
lado de la línea, quien rápidamente inform
uien ya se le había acabado la paciencia. Con una mirada
a de que si un asunto tan simple no podía res
, Bruno rápidamente habló para alivi
ondió: "Ella... ella dijo... ella es
*
frente al mostrador de recep
e su jefe despreciaba a las mujeres. Se preguntaron cómo tuvo
formara, un rugido atronador resonó en el t
oírla. La recepcionista, instintivamente af
eléfono: "No estoy haciendo afirmaciones inútile
pareció una eternidad para todos los presentes
a través del receptor, se
s se abrieron
sta mujer era en realid
s miradas sorprendidas de
*
fuerza, presionándose las sienes palpita
s. Sabía exactamente lo que
idamente de su prometida, que venía con un recu
esitaba encontrar una maner
eocupado; creía que ofrecer algo de
acia Bruno, que todavía estaba en shock, y
Andrea había sido co
la única oficina en este piso, por lo
istal, vio a tres hombres d
tró y llamó, t
stián
la joven resonó como un
rándose para preguntarle cuánto dinero quería. Sin embarg
un par de zapatos planos y su largo cabello ligeramente rizado caía detrás de ella. Con un temperam
s: los ojos grises más herm
e e
on la que había soñado sin ces