ba hasta los huesos. El cielo col
rte de mi hermana Diana, aunque no era más que
lia decidiría si Sophia tenía re
co del demandante, aferrándome a la tela con tanta
ome, algunos con lástima, otros indiferentes
or sí era mirada como si fuera un bicho raro. En ese momento, con mi hermana muerta y m
su maquillaje era impecable y una leve sonrisa aparecía juguetonamente en sus
ba su falso testimonio, y ese era, nada más
orada, y expresión concentrada mientras revisaba documentos, mi corazón s
on ternura durante una cena a la luz de las velas
ara testificar a favor de la muj
n silencio. "La demandante, Elena Rossi, acusa a Sophia Visconti, de asesinar a su herm
bata, mientras que decía con una voz
í, desprovista de emoción, c
puede present
a una florista amable y ordinaria que nunca le hizo daño a nadie. El 15 de diciembre, fue a los muelles a entregar flores
abía disparado el arma y su fría ind
caron murmullos en
era por breves segundos antes de vo
l turno a
en la escena. Puedo confirmar que Sophia Visconti es inocente. Como declaró la señorita Visconti, Diana Dixon s
paz de detenerme. "No fue en de
hizo una pausa, sacando un informe de sus archivos, "tenemos evidencia que muestra que Diana Be
de rabia. "¡Diana nunca tuvo ninguna e
na voz cortante. "Estamos en una s
s y les dijo: "Solicito lla
lia Visconti, todos jurando que Diana atacó
vo profesional y compuesto, como si Soph
sentí extrañe
e mí cuando estaba enferma y que luchó contra su familia por mí, en aquel m
gumentos, los anc
gó como si hubier
con la desesperación as
empre prevalecen sobre todo. La justicia
pués de deliberar, encontramos que la acusada, Sophia Visconti
icio estalló
ló mientras me miraba, con esos ojo
n agotada como si me hubier
sido derramada en vano? ¿La asesina a
as gafas y frotándose la frente
tal vez. Pero para mí, este solo es el comienzo. Vincent, m
a, susurrando en mi oído: "Elena, no hagas nada impruden
eve súplica, pero era
isa llena de amargura
na tendida muerta en ese muelle frío era mi
y salí tambaleándome
fuera, cortando mi rostro
el dolor en mi co
enía un sabor
solo quedaban la p

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