ista de El
os pasillos, sus voces bajando a tonos apagados cuando yo pasaba e
el diputado Montes y él ni un
itando a esa socialité, Valeria Solís.
er humillada ta
eccionado durante diez años de matrimonio. La sonrisa de "todo está bi
na mentira, y estaba
había est
éndome la muñeca. Lo llamé, mi voz temblando de dolor y miedo. Me dijo que
ien me trajo un termo con sopa y se sentó conmigo dura
í como para los demás. Está bajo una presión inmensa. Su tr
e había construido para conte
presa se h
o. No era que fuera malo de
ue simplemente no me amaba. Y pr
aqué mi pequeña maleta de noche yo misma. Y salí d
utomáticas de cristal se abrieron y el brillant
nces l
lado de la entrada, la reserv
sca y radiante como un narciso en primavera. Su brazo estaba entrelazad
aliento. Nunca, en una década de matrimonio, había sido yo la receptora de tal mirada
ces m
unca hubiera estado allí, reemplazada por una
a. No se movió hacia mí.
ordenó: -Súb
su elegante sedán negro y la ayudó a entrar con cuidado, su man
tal en la mano, y observé este gesto íntimo y ca
e y abrí la puerta yo misma, deslizándome en el frío asie
tó el espejo retrovisor. Sus ojos se encontraron co
o dejaba lugar a discusión-. Su médico dice que necesita un am
abía causado. El inci
dolía. Era solo un espacio
me dije.
iba pronto. No tení
n suave gorgoteo provin
n el ceño fruncido por la preocupación. -¿Tienes h
ando la mirada con una