iversario. Era una "maniobra temporal", dijo, para calmar
bligó a donar mi sangre para salvarla, amenazando co
y esperaba que yo aguarda
esposa, la mujer
eina que le arrebataría su coron
ítu
ista de Ai
quinto aniversario de la empresa que construimos de
ltar. Afuera, a través del ventanal del penthouse en Polanco, la Ciudad de México brillaba, una galaxia de luces que habíamos conquistado j
usurré. Mi propia
Disolución de Matrimonio. Debajo, en letras pulcras, e
la misma naturalidad con la que d
mee. Brenda es
un silbido doloroso. La copa, las luces de la ciudad, el rostro perfecto de Damián... todo se convirtió en un remolino nauseabundo. Cinco años. C
rios rotos-. Tú... me dijiste que nunca querías hij
do todo nuestro futuro en torno a protegerla. Él me había abrazado
la mirada hacia la vela qu
osas c
al -repetí, las pala
realidad donde esto tuviera sentido. Tenía que ser una prueba.
sto... como una farsa
somó en sus labios, como si por fin hubiera
oz adoptando ese tono persuasiv
esté estable, podemos romper esto. Nada cambiará realmente entre nosot
on ella, tener un hijo con ella y lueg
vez trazó la cicatriz en mi palma y me dijo que era el mapa de nuestro viaje
el huracán que me destrozaba por dentro-. Piénsalo como una inversión en paz y
una partida en tu pl
as dra
ez se sintió como un hogar, ahora quemaba como un hierro al roj
tró en su rostro, u
ste imperio juntos. T
o en la opulenta y silenciosa habitación-. ¡Vas a tener un beb
nido cargado d
os, arreglaré un divorcio discreto con ella. Por supuesto, me haré cargo de ella
spantosa comenzó a in
asará con ellos cuando termi
ros, un gesto de s
a. El niño tendrá un fideicomiso. Es lo que hace
a viva imagen
ivisión de bienes. Te quedas con tu cincuenta por ciento de la e
era una transacción inmobiliaria. El hombre amable y cariñoso que conocí se había desvanecido. No se lo
, mi voz extrañamente calmada-. ¿E
ente rota-. Esperaba que entendieras lo que está en juego. To
ra luna de miel, me provocó una nueva oleada de náuseas. Había amado mi mente, mi ambición, mi
palabras planas y sin vid
bía dejado junto a los papeles. Su peso
reía que yo cedería, como siempre lo había hecho, por el bien de la empresa, por el bien de "no
a mesa. Miró la pantalla y toda su actitud cambió. El frío director general desap
voz una suave caricia-. No, claro que
servé cómo su rostro se inundaba de adoración, una mirada que no me había dedicado e
erdo, no te asustes. Quédate
eléfono, con la mirada ya
lviéndose hacia mí como si
mee. Hablamos mañ
dome sola con las ruinas de mi vida. El filete segu
rame
brotó de mi pecho. Era el so
rcio y salí de ese penthouse, dejando que las
luces de la ciudad se desdibujaban a través de mis lágrimas, ya no eran un símbolo de nu
voz resuelta-. A prim
umento, lue
de reflexión obligatorio de sesenta dí
rrumpí, las palabras c
fuego a mi propia vida, y todo lo que podía