so organizó una fiesta en el piso d
te Rossi, decirle a su consejero que mañana me rechazaría públicam
ley ancestral mientras
veneno. Cuando Dante apareció, ella soltó un chillido
geló mi cuerpo y me robó la voz, ordenándome que d
ite principal. A mí me degradaron al cu
lo vi meciendo al bebé de ella, tarareando la c
, mi amor. Romperé el vínculo
ía ocultado durante cuatro años para proteg
hacerse. Estaba a punto de descubrir que la mujer a la que traicionó e
fin, vol
ítu
Ales
mi esposo tuvo una av
mis dedos. Fría. Era una sensación aguda y desagradable contra mi pie
la celebración: una oleada de risas y aplausos por
madre, Sofía, su conciencia alcanzando la mía a través de cientos de kilómetros. El
a mía. ¿Qué e
Podía ver la fiesta desbordándose hacia el césped, las antorchas ilumin
ondí, mis pensamientos un susurro doloro
bajo mundo la conocía como la Mano de Plata, una mujer cuya influencia era tan vasta y profunda como el océ
en mi boca. Era una ficción conveniente que Serena había inventado, una que Dant
ervios destrozados. *Un Don cegado por una cara bonita y una historia trist
sello de la Loba Blanca, destinada a amortiguar mi propia aura, a ocultar el verdadero poder de mi linaje para no herir el
Da
ía creído en él. Lo había amado. Cuando nos conocimos, no fue solo un matrimonio arreglado; fue una chispa, una atracción
upremacía de la Lealtad* es la primera ley de nuestro mundo
voz de mi madre era firme. *Eres una De Luca. Eres la verdadera
a dej
el aliento. Pero luego, desapareció, dejando atrás un vacío frío y limpio. Estaba hecho.
rededor de mi corazón. *Mis soldados esperan más allá de
presencia de mi madre se desvaneció.
o en alto para que la multitud lo viera. Serena estaba a su lado, su mano posesivamente en el brazo de Dante, una sonrisa triunfante jugando en sus
redero Rossi, permanecía oculta y olvidada. Podía sentir sus pensamientos, una marea turbia de susurros
y tranquilizador aleteo desde
rotado. Se reía, sus ojos oscuros se arrugaban en las esq
su Consejero, Enzo, sus pensamientos un murmullo preocupado
acia la galería, sus ojos escaneando las sombras, y una orden fría fluyó de su mente, destinada solo a Enzo. *Me o
era solo un divorcio. Para nuestra especie, era una ruptur
ncestrales lo prohibían mien
omo pequeñas agujas afiladas. "No tiene a dónde ir. ¿Embaraza
ndo los últimos restos de dolor. Forjó alg
ía opción. Pensaban
vientre, una promesa
o de descubrir cuán