ista de Ab
sentí como si estuviera rasgando la piel en las comisuras de mi
ida? ¿Por todos estos años que
allá de toda resistencia. Dio un paso hacia mí, con la mano extend
o no es lo
das por el timbre agudo e
ético y de pánico que nunca había escuchado antes. Miró
al teléfono, su voz
rizada, era audible incl
es fraude... algo sobre las donaciones de la
nte años resentido con el mundo y con u
álido, se volvió de un bl
ándose en pánico puro. Ya se movía hacia la puerta, ag
centro -sollozó-. Dijeron... ¡dijero
l pomo, listo para salir corriendo. P
surré, las palabra
ó, de esp
rta, Hernán. -Mi voz era más fuert
su rostro un torbell
momento, Abril.
e campaña, ¿no es así? Donaciones ilegales canalizadas a través de una empr
, a navegar por las áreas grises de la ley de financiamiento de campañas. Y él había toma
atrás hacia mí, sus ojos suplicantes-. Eres la única que puede. Ti
ia misma de mi valor, para salvar a su amante. Para
El chirrido de los neumáticos sobre el pavimento mojado. El horrible crujido del metal. El olor a gasolina y lluvia. Mi hermano, Leo
Y yo lo había encubierto. Le había mentido a la policía. Les había dicho que un venado se había cruzado en e
lo de viejo dolor en
voz endureciéndose-. No te me vengas abajo
de mi vida, como palanca. Me estaba diciendo que
hermano, mi carrera, mi corazón. El amor no solo murió. Se convirtió
de mí, tan profunda
re? -pregunté, mi voz e
anza desesperada n
r favor
afilada como un fragmento de vidrio de nue
o que había en mis ojos. No entendió la p
a tu carrera y a tu patético romance tan pro
-

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