aph
ubes, y la cabina se inundó de una
de la ventana y sentí una sensación
era
ida estaba
nt
e Isabella, un dolor agudo e inex
uvieran rompiendo, mi corazón sien
escapando de mis labios antes de
y frío me invadió, p
aba ir
itaba
or
murmuró Isabella, re
opa, mis manos tembland
mí, su voz teñida de irritación
e una tormenta caótica de inquietud. La sensación de que algo e
ncipal, el sonido resonando en e
hina!",
a
costillas. Su oficina estaba ordenada, su mesa de dibujo d
estaba
s coloridas, el aroma de su perfume que si
erta en el corazón
ma de llaves, María. "Seño
exigí, mi voz tensa. "¿
or", tartamudeó. "La
ar eso, mi otra línea sonó.
Vino a mi departamento mientras dormías. Me dijo... me dijo
eza. Tenía una especie de sentido retorcido. Una esposa celosa, llevada a
e llaves, mi voz fría de ira. "Cuando sepas de mi
mientras conducía, una profunda e inquietante desazón sobre la des
las lágrimas brillantes que nunca caían, la actuación dramática. Por primera
éndome que fuera a casa, que esperara a Seraphina, que demostra
la que acababa de destrozar mi hogar, y me
mujer que había dado por sentada

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