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Historia
La amante indeseada se convierte en la reina de la rival

La amante indeseada se convierte en la reina de la rival

Autor: Gavin
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Capítulo 1

Palabras:1217    |    Actualizado en: 03/12/2025

a la charola de un mesero para atrapar a la

viana llevaba en su vientre al "Heredero de

la habitación que me había prometido a mí- mientras y

que su difunto esposo era estéril y que ella había drogado a

bre el bebé, Damián

no me

ugió, protegiéndola-. Vas a re

me obligó a llevarla a co

o se volcó en la boutique, Damián

a Viviana, envolviéndol

dejó ahí

í, aplastando mis costillas y

or de la sangre en la boca, lo vi cargarl

l sonido de su voz consolándo

preguntado si yo

che, n

tra en el penthouse y abordé un avión a un territorio

o de compromiso que dejé en l

ítu

ntes de que se estrellara contra el piso de mármol, supe que la bala q

o la a

ha de cristal soplado y el res

con una sola llamada y enterrar a una facción rival antes del desayuno. Y sin embar

ió, su voz quebrando el p

rgieron de las sombras, rodeán

de un mesero que pasaba, o si el champán estaba empapando e

urré, extend

s en las manos de Viviana, que se aferraban a su vientre-.

me dio l

con audífonos y pistolas abultadas bajo sus esmóquines, dej

e paró frente a mí, bloque

n, señorita Estela -dijo Lucas, con la mirada torpement

¿Que el fantasma de su hermano muerto importa

respondió

la camioneta blindada que esperaba

r -le dije al conductor mientras me

nsión -argumentó el guardae

-dije, mi voz fría y afilada, como el hielo

ra

reta agencia de viajes que olía

na fa

uí era donde ibas cuando necesitabas

nes resonando con fuerza

brazalete de diamantes en mi muñeca

una identidad limpi

tral. Sin familias, sin ve

empleado, su mirada codiciosa

nto t

el paquete prem

te

pleaños de Damián que valía más que todo est

loj en mar

sión, la casa estaba en

onde había pasado ocho años escondida en el p

la de estar y

bolsas Hermès, joyas Carti

sob

n evento público para "mantener la imagen familiar

no sentí más que un asco q

en las Maldivas, en París, en esta misma habitación

o nuestros recuerdos en ti

na, vi los faros del

cómo los sicarios descarga

ces l

a Viviana a s

e en él, con la mano descansan

se apa

ada, pasando el ala de huéspedes, y

mi hab

ue Aarón murió, la habitación que dijo que compartirí

sillo justo cuando llegaban

congeló

us ojos oscuros, per

án, con la voz áspera-. Es por el b

ró por encima

sus labios se curvaron en una

ián -susurró, apoyando

go -mur

, abrió de una patada la pu

abía jurado que era nuestro- y cerró

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