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l éxito de Paulina, pintando los cuadros qu
or, hasta que vi el grabado ocult
peó de lleno en la
no que tocó, con la flauta de plata que yo deseaba, la mel
frente a todos, protegiendo a su a
Paulina se bur
Solo eres la herramienta
na estafa y mi vida, una mentira
gusto de verme derrot
rmados sobre la cama y subí al p
a estrellado sin dejar sobrevivientes, se dio cuenta de que mi "re
ítu
A P
e me quedaba. La pantalla de mi teléfono brillaba con la confirmación de la reserva: un vuelo que me l
veinticua
nticuatro horas para desaparecer, para borrarme de una vida que nunca fue mía, aunque me
voz que antes me parecía dulce, ahora s
stás bien,
sma que me había cautivado siete años atrás, ahora se sentía como una máscara. Mis entrañas se revolvían. Antes, s
l brillo de la pantalla de mi
tranquila de lo que me sentía. El sabor amargo de la mentira llenaba
uperficial que no llegaba a sus ojos. Siempre le gustaba saber en qué ocupaba mi t
s podía respirar. Mis ojos ardían, pero me negué a dejar caer u
como terciopelo, suave y sin fisuras. Deslicé el teléfono bajo algun
yera que era cariño. "¿Has cenado algo? Estaba pensando en pedir algo del
ños que llevábamos juntos, cinco de ellos como marido y mujer. Me había convencido de que era el amor más puro, el más desint
e, forzando una sonrisa. "Sabes qu
predilecciones. Era el esposo ideal, el hombre que todos admiraban, el dueño de una de las galerías de arte más prestigiosas de la ciudad. Siempre impecable, siem
dero. Creía que era mi salvador, mi refugio, el hombre que me amaba por encima de t
ace tre
or eterno. Rodrigo Malo, mi marido, el hombre que juró amarme y protegerme, nunca me había amado. Me había utilizado. Me ha
juré que era un símbolo de nuestro amor, en re
. La herramienta. La pintura que a
s vitaminas." Rodrigo se acercó, su mano suavemente acarició mi mejilla. El contacto no me produjo la cali
r la reputación de Paulina, para elevarla a un pedestal que no merecía, para asegurarse de que nadie descubriera que ella no era, ni
era el arquitec
volvió con la bil
ra. Nada que pudiera hacerme sentir mejor. Hab
había te

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