A P
a despedida silenciosa. El aroma a café recién hecho llenaba el aire, un consuelo familiar que hoy s
de Rodrigo. Lo había dejado ahí la noche anterior, al parecer, con la p
anco, simple y elegante, a juego con el mío. Lo habíamos elegido juntos, o eso creí
casi imperceptible, que nunca había notado. Mi corazón dio un vuelco. Con la uña
&
a y Ro
cia. Era la prueba irrefutable, el golpe final. El anillo que juraba nuestro amor,
abía susurrado mientras llevaba este anillo, cada vez que nuestras manos se entrelazaban y sentía su calor, todo había sido una mentira. Estabma, entregados a un hombre que me había usado como un peón en su juego de ajedrez. Su amo
lla sería coronada con mi talento, mi esfuerzo, mi sacrificio. La noche en que se exhibiría l
No habría escape. No
ue me quemaba por dentro, pero qu
or la noticia de Paulina, me acerqué a él con
si susurrante. "Quiero ir a la celebr
. "¿Estás segura? Creí que no te sentías con ánimos. Ad
er protegida de mi "malicia" . La que usaba su "depresión" y
e importante para ella, y para ti. No quiero que pienses que no te apoyo. Ad
isbo de alivio. Siempre temía que yo arruinara sus plane
emos irnos a casa a ver las estrellas." Sus palabras eran una concesión, un intento de co
pero que no eclipsara a Paulina, ni por un segundo. Que hiciera acto de presencia
isa, esta vez, era genuina, aunque solo yo conocía el verdadero significado detrás de ella. N
dría fin a todo. Siete años de falsedades, de robos, de humillac
la crème de la sociedad artística y la alta sociedad desfilaba, copas de champán en mano, sus voces un murmullo constante de admiración. Pauli
que se había robado mi vida
la "belleza" que conquistaba el mundo del

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