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Historia
Abandonado en París, Renacido en Londres

Abandonado en París, Renacido en Londres

Autor: Gavin
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Capítulo 1

Palabras:1651    |    Actualizado en: 11/12/2025

a, siempre a la sombra de la «amig

para reavivar la chispa que se nos morí

ó en el lobby del hotel, sin mi pasapor

ís varada y sin un peso, mie

ó a la mañana siguiente,

ación de un viejo amigo de la universidad, acusándome de

hombre que me ayudó, gri

derramó el vaso. Ya no sentía rabia, s

a su trabajo y prometiendo cortar a Eva para si

a vez rechacé por él, dejándolo con nada más que sus r

ítu

sta de Char

mirando

, quemándome la espalda desde el o

Damián. El aire siempre se sentía más d

. Tres añ

e él entraba en una habitación, ahora latía con el ritmo

arl

empre, cortó el murmu

una sonrisa ensayada y

am

esa cortesía distante. Estaba acostumbrado a mi calidez, a mi

ás a

egunta, sino

o asistir a inauguraciones de g

pieza abstracta particularmente vibrante. Esta

orando mi desvío-. Varia

a mi celular, desesperada por sus llamadas, por cualquier señal de que se acordaba de mí cuando estaba con Eva. Me hab

ncio -mentí, sin esfuerzo-.

otte! ¡

só un brazo por mi hombro, alejándome un poco

lespie. La última vez que chequé

la de Dami

la exhibición

o vago hacia

quí. Conoce

Siempre una presencia, una sombra, una prioridad. No sentí nada al

Charlotte y yo estábamos discutiendo los méritos de las pinceladas caóticas sobre el

sutilmente la habitual

n se

ndose, tratando de reclamar mi atención-. Inten

cesito espacio». Me había dicho eso después de que lo llamé dos veces en una hora, preocupada porque se suponía que debía

sprovista de curiosidad-. Mi cel

que simplemente había dejado de mirar. De

stido blanco, se materializó junto a Da

cariño, ¿

llo de algo ilegi

o te había visto.

mi voz tan plana como

el de Damián-. Damián estaba tan preocupado por ti. Decía que n

posesiones, no por mí. Miré a Damián, que pare

la pintura abstracta. La vitalidad de los co

aclaró l

. He estado pensando, tal vez podríamos ir a ese nuevo lugar de mariscos

olutamente no, Charlotte. Apestará todo el departamento por días. Sabes que no soporto los olores fuertes. Puedes darte ese gusto cuando yo no esté en la ciudad». Habí

mi voz todavía insípida-. Ah, cla

mplazado por una sonrisa posesiva. Se acercó, su mano

que entrarí

se sentía fría, ajena. No pareció notarlo, o eligió no hacerlo. Solo sonrió, un destello de triunfo en sus ojos

equiv

o con las expectativas no dichas de Damián. Cuando finalmente llegamos a nuestro departamento en Polanco, el silencio familiar del pasillo

staba de pie en la sala, con los brazos cruzados, su impecable

s estado,

r preocupación genuina. Era el tono que usaba cuand

esta noche. Probablemente nunca

n Liam. En

recorriéndome como si buscara pruebas de alguna fe

Viviendo mi vida -repliqué, l

te a la recámara. Todo lo que quería er

en mi camino, bloqueándome el paso.

ue me preocupo. ¿Y salir tan tarde así sin

oca. Simplemente lo miré fijamente, con la mirada vacía

zó ligeramente, transformándose en un encanto e

lesta antes. Por Eva. Y

ueña caja de

lgo. Una of

brillante dije. Era bonito, de una manera genérica. Una disculp

ndiente en su rostro-. Exagerando. Eva es solo una amiga. Necesitas confiar

mis dedos rozando los suyos, y la arrojé descuidadamente sobre la consola junto a la

su sonrisa

¿No vas a..

y cerré los ojos. El sueño me reclamó al instante, un olvido profundo y sin sueños. No oí el suspiro frustrado de Damián, ni el suave

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