e vista
risa cruel de Daniel. Cuando finalmente llegó la mañana, no ofreció consuelo. Sentía los ojos arenosos
ba por algo, una leve sonrisa jugando en sus labios. Su rutina matutina no había cambiado,
nté, con la voz ronca. No me importaba,
evantó l
ea. Jimena mencionó que n
irado en línea, incluso añadido a mi propia lista de deseos hace unos meses. A veces usaba mi
sa Sofía, la que se preocupaba por bolsos frívolos y el afe
, dije, con
, un destello de m
eo que le gustará. Es moderno, nuevo. No como a
vo, una sutil puñala
mándolo "demasiado vanguardista". Pero había buscado meticulosamente una pintura de un atardecer rosa para Jimena, algo llamativo y empalagoso, solo porque ella una vez mencionó que le gustaba el color. Inc
, dije, con
có a mí y me dio un beso superficial en
egre. El tono de Jimena. Inmediatamente contestó, su rostro se suavizó, un
el", murmuró, su
hotel, dándome la espalda. Sus palabras
a el té, mi estómago no soportaba la amargura. Una vieja alergia, una por la que él so
frunciend
Qué se supone qu
dé, mi voz desprovista de paciencia
bara de hablar en u
Cie
ello de algo ilegible en sus oj
ue pediré
a la temperatura perfecta. Incluso había investigado mis alergias, haciendo una lista de alimentos a evitar, con un ceño preocupado siempre en
rse cuando dudó, vo
ía. Yo... a vec
ro. Un momento ra
nuevo. Jimena. Miró la pantalla, luego a mí, ese destello
la disculpa ya olvidad
. El chasquido de sus zapato
. La soledad ya no era un dolor agudo, sol
to hizo vibrar mi
na. No me espe
atrimonio, antes de que sus noches tardías se convirtieran en la norma, antes de que mis súplicas se convirtieran en silencio. La última ve
No había na
n en una urna pequeña y elegante, fría y suave bajo mis dedos. Una ola de profundo dolor me invadió, un peso físico presionando mi pecho. Había plan
. Fuegos artificiales. Una explosión de color cont
Él sostenía un control remoto, mirando hacia el cielo. Sobre ellos, drones pintaban un corazón gigante y b
elantada! ¡Daniel es el mejor esposo del mundo! Qu
Era nuestro aniversario, nuestro anivers
e de foto: "Para mi única y verdadera". La había fijado en la parte superior de
¡Jimena, te mereces esto!". "Sofía nunca podría
r sus calcetines sucios cuando estaba demasiado cansado. Tenía una obsesión meticulosa con la limpieza, una fobia a la suciedad. Sin embargo, en la foto de Jimena, él se reía, con las manos cubiertas d
a de mi vientre. No era el tipo de dolor que norm
crueles. El mundo giraba. Cuando los abrí de nuevo, vi un rostro familiar c
, gritó, corrien
r abrasador estalló en mi mejilla. Un go

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