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Historia

Capítulo 4

Palabras:1174    |    Actualizado en: 15/12/2025

vista de

de posesiones triviales. Se trataba de todo. Mi empresa, la fortuna d

parecer que apenas me sostenía, aferrándome a la esperanza por un hilo. El alcohol, real o imagina

señas al crupier, incluso intentaba llevarse a Dominique a un lado. Cada vez, ella lo

odo. Solo quería que perdiera lo suficiente para ponerme en mi lugar. Lo suficiente para q

la boca. Cree que soy una damisela en apuros. Siempre lo ha cre

La jugué con cuidado, observando las señales de Dominique. Estaba confiada, casi arrogante.

n su casa

a satisfecha se desvaneció. Miró las cart

e -escupió, su vo

gida indiferencia. Mi corazón latía con fuerza

pitaba con tensión. Dominique ya no se reía.

inique, golpeando sus cartas sobre la mesa-. Hagámoslo. Todo

el momento. El momento qu

taba lleno de algo claro y fuerte. Lo miré, luego a Dominique. Lo vacié de un solo trago. El lí

regunté, mi voz clara y firme. No má

lar, con una mirada d

esto es una locu

cho, empujándolo de vuelta a su silla. Sus ojos,

s activos menores que he ganado esta noche. Todo. -Hizo una pausa, sus

us ojos desorbitados. Estaba completam

ada. Dejé que pensaran que estaba so

activos -dije, mi voz tranquila, inquebr

n salto, derribando su

ndo?! ¿Has perdido la cabez

a él, mi mira

miedo,

, un sonido áspe

cos. -Se volvió hacia Horacio, su voz de repente suave, seductora-. A menos que... ¿quieras u

entre Dominique y yo. El control qu

voz cortante-. Ahora. Redacten un acuerdo r

fono. Mis dedos volaron por la pantalla-. Mi equip

iró, con la

te esto?

na sonrisa frí

-dijo Horacio, su voz dura-. Te ar

. Se sentó a su lado, su mano encontrando la de

amente completo. Vacío, pero completo. Realmente había terminado. Sin vuelta

tado de guardia para el evento, se unió rápidamente a ellos. Un torbellino de jerga legal llenó el aire mientras redactaban un acuerdo temporal y le

pier, yo, Dominique y Horacio. Los dados, brillantes y

unció las reglas

lo lleva todo. Todo lo que está en

feroz determinación grabada en su rostro.

vieron. Un par de seises. Do

corrió la sala. Domin

dije, Horac

nmoción y euforia, agarró los dados. Lo

n. Rodaron.

. Doce. Otra pun

ncreíble!" "¡Dos doc

nuevo, rodeando a Ho

miró, una sonrisa cruel en su rostro-. Parece que no t

tados, me miró. Una extraña e

e-. Podemos negociar. No tienes que perderlo

, sin tristeza. Solo

en mi palma. Les di una simple y confiada

nco contra el terciopelo verde de

se det

gutural. Un chillido de

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