Valer
romete que algo crudo y picante puede transformarse en algo dulce y meloso con el tiempo y el calor adecuados. Sin
limpiar camarones, reducir la salsa de vino tinto. Pero mis ojos no dejaban de desviarse hacia la mesa de la esquina, esa
berle costado diez dólares en el mercado-, pero su postura no encajaba con la vestimenta. Se sentaba con la espald
lo haces -dije, ro
ncentración profunda entre las cejas que, extrañamente, le daba u
l q
Yo tardo diez minutos solo en encontrar la fórmula de la suma
ía estado actuando como un animal en territorio hostil. Cada vez que sonaba la campanilla de la puerta principal
. Hábito profesional. Cuando trabaja
me acerqué con dos tazas de caf
ajos de teclado sobr
sus dedos tamborileaban sobre
uede echarte tan fácil como creen
tado en un documento le
hada histórica" que el dueño anterior activó para recibir subsidios de pintura en los noventa. Si el nuevo consorcio quiere demo
eé, at
frunciendo el ceño-. ¿Eso lo ens
egundo, un parpadeo imperceptible donde
do un sorbo largo de café-. Tuve que aprender sobre normat
piré, sintiendo un alivio momentá
con tiburones. Ellos quieren una compra rápida y limpia. Si les mostramos que esto será u
hablaba como alguien que defiende al pequeño; hablaba como alg
caja registradora. Pero la reacción de Ricardo fue desproporcionada. Dio un respingo tan violento que casi volcó el café
-dije, mirándolo con extrañeza-. Ric
or el pelo, despeinán
no dormí bien. La cama es... dif
de agua o en una tabla de faquir?
camente, cerrando l
... material de oficina. Carpetas. Para organ
una papelerí
ro. Necesito caminar
igió a la puerta trasera, la que daba al callejón, evitando del
regunté, la sospecha empeza
mirarme-. No me gus
ró la puert
efrigerador como única compañía. No me gusta lla
fumado. La duda es como una mancha de aceite en un mantel de
la tarde. Fui a encender la balanza digital
sea -gruñ
visto un paquete de pilas AA en la mesa de noche de la habitación
mi casa, y solo eran unas pilas. Y, siendo honesta conmigo misma, una parte de mí quería entrar. Quería ver si encontraba
eras. El piso de madera crujió bajo
su puerta. Toc
o. La puert
rsianas hasta el fondo, dejando el cuarto casi a oscu
me golpeó fue l
abía
libros en la mesa, ni cepillo de dientes en el vaso cuando pasé por el baño antes. La cama estaba hecha co
asma. O de alguien que está list
he. Abrí el primer caj
an. Agarré
que me hizo detener la mano. Era su
ir con fuerza. Ahí dentro estaba su identificación. Podía saber si
Mis dedos rozar
leria. Eso es c
Estaba a punto de abrirla cuando escuché el sonido inconfundib
da! -s
como si quemara y lo cerré de g
esonó desde la escalera. Sonaba
voz sonara casual mientras corría ha
Estaba jadeando ligeramente, como si hubiera subido las escaleras corr
cara a mis manos, donde apretaba el paquete de baterías como un salva
ó. Su voz fue un sus
trás ante su intensidad-. Recordé que había pil
o. Sentí que estaba buscando culpa en mis ojos. ¿Qué tenía miedo que viera?
sas -dijo finalmente. La tensi
e defendí, recuperando un poco de mi orgullo-. No he
l ver que yo no parecía horrorizada
. Parecía exhausto-. No estoy acostumbrado a compartir e
da con los papeles del edificio. De verdad. Pero si vas a vivir aquí, necesito saber q
a tentación en sus ojos, la necesidad de compartir la carga. Pero
convincente-. Solo soy un hombre reservado que intenta empezar de cero. Dame
que no le c
ero la próxima vez que subas corriendo las escaleras como
las escaleras hacia la
sus pasos entrar en la habitación y cerrar la puerta -y esta vez, esc
a y veía los números digitales iluminarse de nuevo, supe una cosa con certeza: mi "conta
rronando el mundo exterior. Un coche negro con vidrios tintados pasó despacio frente al loc
la espalda. Probablemente
er

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