o las brasas moribundas del atardecer. Este ya no era mi hogar; era un museo de grandeza robada, un monumento
esurado a saludarme, a ofrecer ayuda. Ahora, me trataban como a un fantasma, un espectro no deseado que rondaba las lujosas vidas de sus nuevos empleadores. Una joven sirvienta, no mayor que yo cuando heredé
plia pero artificial. Karla estaba a su lado, su brazo en
demasiado alegre. Gesticuló vagamente hacia el opulento entorn
inte
cuperarte sin demasiado alboroto. -Sus ojos brillaron con falsa preocupación-. Te hemos p
cuando yo era niña. Un lugar para cosas olvidadas. Otra púa deliberada. Georgina Madrazo, la sombra de Karla, salió de
Realmente necesitas un ambiente tranquilo. ¿Recuerdas cómo eras antes, Cristina?
e del brazo, un gesto que se sintió
stés segura. Y bien. -Apretó mi brazo, sus dedos clavándose en mi carne-. Sabes, los médicos dije
mi rostro inexpresi
umisión pareció complacerlos. El agarre de Elías en mi brazo se aflojó ligeramente
Ahora, ¿por qué no te instalas? Tendremos una pequeña reunión más tarde, nada demasiado
ovimientos lento
uelo. Me di la vuelta para irme, pero Elías se
me recorrió, pero mantuve mi rostro impasible. Su toque era una violación, un recordatorio de lo que una vez fingió sentir. Se inclinó más cerca, su aliento ca
acercarme más, su mano deslizándose por mi espalda. Fue entonces cuando sus dedos rozaron el tejid
e deseo se desvaneció, reemplazado por una expresión de pura
o? -ahogó, su voz
ueña chispa de triunfo se encendió dentro de mí. Estaba asq
ceso, dio un paso adelante, con e
pasa,
apartando la mirada de
amientos experimentales. La ha dejado... cambiada. -Se estremeció
nta al drama, gritó d
l catering necesitan tu aprobaci
lanzó una última mirada despectiva, luego se d
itó, su voz recuperando
a trazar patrones en mi piel desnuda, susurrando promesas de un para siempre. Mentiras. Todo. Siempre le había repelido cualquier cosa meno
s y Karla habían jugado un juego peligroso, uno que me había costado cuatro años de mi vida, el legado de mi familia y casi mi alma.
celular d
ra la fase uno. El objet
vibró casi
ido. ¿D
Quiero que el mundo lo vea por lo que es. Y
de estar, seguida de la risa profunda de Elías. So
en el mensaje de Damián
ojos, imaginando el rostro de Elías, contorsionado p
e todos sepan que fui yo. Que
rándose de mí. ¿Querían un espectáculo? Les daría uno

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