os que reci-bir visitas en la casa. Me suelto el cabello para desenredarlo este año ha crecido más que lo que
jo antes de bajar, vaqueros camiseta y zapatillas – sip estoy bien – salgo del cuarto y bajo l
ódico y me regala una sonrisa que hace que
aber cenado contigo ano-che. Tuve
en... qué
cosecha, te imaginas si todo sale bien en esta vendimia no solo tendremos tiendas en Seattle ,Vancouver y New york sino también en Flo
ro tratar de disimular mi emoción pero no puedo Floren-cia es la c
de la alegría de saber que v
maba F
estuvimos ahí no hubo un solo lug
iste a esos
bien son accionistas de su
¿J
ar por la mañana – papà ya lo había visto. Los nervios que trate de aplacar durante toda la noche regresaron
rchen bien y ojala podamos h
e eso so
hay racismo algu
guste nuestro
fa con la mesa para el desayuno – mi padre vuelve a fijar su atenció
está preparando un desayuno como par
enos
iracle b
eno – señalo los rollos d
ritos de Jim a
verdadero milagro
lgo antes d
raro antes solo éramos papà y yo, y ahora hemos agreg
al comedor. Papà a la cabeza de la mesa. Yo a su mano derecha y Jim a su izqu
la vajil
s visitas ¿Cómo me veo? – abro mis brazos hacia los lados y
s puso alerta miro a Tita Olfa y ella a mí, conozco solo a una persona que porta amas en este lugar y es porque papà se lo permite. Los gritos y el bullicio luego del disparo nos
pregunto al lle
se auto pero se ha negado a deci
s un bunquer de máxima seguridad,
ad es mi responsabilidad – Braulio se ve realmente molesto, Brauli
ntequilla y de un largo de llega a su barbilla lentes de aviador y una barba de unos tres días nos habla, Braulio parece querer matarlo
a necesidad de derribar la verja – miro hacia el chico que ahora s
pasa encima de la verja ter-minado de dañarla, mi padre llega a mi lado y el auto se apa-ga,
Charles – papà parece algo molesto por la verj
la recuerdas? – mi padre me presenta pero Jim no se mueve, no s
beza y sus ojos azules como las aguas del lago escondid
él parece no notarlo porque
entas y alguna m
será mejor que p
ro de
alien-to pero nada, estoy bien no entiendo la razón por la cual me ha ignorado, quiero molestarme, pero recuer
ró tanto en hacer para Jim fueron también ignorados por él. No los probo, no los miro paso t
eparamos para él – dejo el rollo de canela a mitad de ca-mino, ya
lencio. Jim con la vista fija en su teléfono y yo lan-zándole miradas furtivas para ver si veo alguna expresión de dolor o rabia en su rostro, pero que hay. Nada. Eso es lo que hay nada s
mi-rándome sin ninguna emoción en el rostro. ¡¿Qué demonios le pasa a este chico?! Calma perdió a su madre hace cinco meses – puedo ayudarte a desempacar si quieres, y mientras podemos ponernos al día. Wow son trece años...eso es mu-c
para mí – que cara-jos... vamos Miracle, Jim está pasando por un momento difí-cil y quedamos en darle su espacio. Borro mi sonrisa del ros-tro y me hago a un la
ue termine de hablar. Parpadeo varias veces. Levanto la mano
rto y muy dentro de mí me duele que algo que haya sido muy cercano a ella y que se parece tam-bién mucho a ella haya desaparecido también como lo hizo ella. Sonrió ante el recuerdo de la muerte de Aton ese día todo fue tan trágico para mí que ahora que lo recuerdo no lo veo más que muy gracioso. Mamà había insistido en que fuéramos a Seattle para visitar a los abuelos, la abuela estaba de cumpleaños y las tres iríamos hasta la gran rueda para subirnos en ella y cantar cumpleaños feliz en lo más alto del cielo. La cuestión es que de camino a Seattle enferme por unas golosinas que comí y me hicieron vomitar tanto que hasta me internaron en el hospital de lo deshidratada que quede. Nuestros planes con la abuela no se dieron y al regre-sar a casa Aton estaba muerto en su pecera. Tal parece que Seattle me lo quita todo. Baje las escale
cucho la puerta
igo con la mir
la verja ¿te gustaría llevársela? – me pongo de pie, Tita Olfa me mira con una sonrisa en los la
e ha dejado claro esta mañan
éndose de hombros – tendré que
la cuestión es... si no quiere tomársela porque se la he lle-va
ces no lo molestes, solo lleva la limonada déjala cerca de la fuente y
r. Pero me de-tengo al mirar a Darla charlar con Jim ella sin dejar de enros-car un mechón de su cabello rojo en su dedo mientras masti-ca goma de mascar de forma muy exagerada y sensual y Jim muy sonriente. Le está sonriendo. Ahora que se supone que haga Darla no estaba en el plan de
para dejar la bandeja en la esquina
llamarme por mi nombre en español.
rlo – parpa-deo un par de veces y miro a Darla son
y me doy media vuelta en
a de su lado. Los ojos me brillan de emoción... ¡es Saúl! Esta aquí y además lleva puesto el sombr
n santiamén se bajó del caballo y me re
que te vi – me sonrojo un poco Saúl si
ndo l
te gustaría ir a ver conmigo los viñed
o primero t
vaso, tu vendrás conmigo
im – saluda Saúl y
l. Pero para mí consuelo pasar la tarde con Saúl fue increíble hablamos de los bien que le va en la universidad, de lo mucho que nos extrañamos.